La pequeña población llamada Röcken, en la Prusia de 1844 (hoy Alemania) muy cercana a Lützen, es famosa por dos circunstancias que la historia conjuga: fue campo de batalla por más de doscientos años (de la Guerra de los Treinta Años en 1600 y de las Guerras Napoleónicas en 1800) y fue el lugar de nacimiento, un 15 de Octubre del año citado, de un guerrero intelectual que batallará hasta la locura contra las ideas de su tiempo: Friederich Wilhelm Nietzsche. Marcado por esas circunstancias misteriosas que hacen girar el péndulo de la vida de un extremo al otro, Friederich, que sentenciaría en su obra la “muerte de Dios”, nació en el seno de una familia extremadamente religiosa donde sus dos abuelos e inclusive su padre fueron pastores protestantes. Sólo para remarcar el extremo, tengamos presente que su abuelo paterno, también llamado Friederich Nietzsche, fue el responsable máximo en la región de las Iglesias reformadas y publicó un trabajo que sólo la ironía del destino permite mirar
Reflexiona, discute, averigua, duda, escucha mucho, di lo que piensas pero piénsalo y saboréalo. Toma una café con la vida, en la mesa del fondo, sobre la ventana, con vista a la puesta de sol, donde se oye el mar y las olas mueven la mente. Invita la casa.