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Ser o no ser, estar ahí, entre.

En la historia de la Filosofía existe un tema central que ha dominado su esencia, que ha constituído su columna vertebral, origen de reflexiones y diferentes puntos de vista pero denominador común del pensamiento de prácticamente todos los filósofos que han intentado brindarnos su opinión: entender el ser, comprender al hombre, explicar la existencia y particularidades de la palabra ser tanto en su acepción del verbo que pone en acción al sujeto como al sustantivo ser, y más aún, con su adjetivo que lo completa, convierte en único y le da el milagro de la vida: el ser humano.

Esto es tan asi que la denominación de la ciencia como Filosofía se inició bajo el nombre de "Metafísica" o "Filosofía Primera" por Aristóteles estudiando y tratando la cuestión del ser como tal, sus propiedades, principios, causas (en rigor de verdad el nombre de la disciplina como "Metafísica" es accidental y se debió a que los libros escritos sobre esta cuestión se ordenaron en la Biblioteca de Aristóteles y su Academia despuès de los libros de "Física" y de alli el concepto "Meta" - "Física", concepto que hasta hoy perdura y continúa aplicandose al estudio del ser).

Lo curioso del tema es que pese a un análisis pormenorizado del concepto no está tan claro en el mundo de la Filosofía que es el ser, ¿qué somos realmente?.

Martín Heidegger, el extraordinario filósofo alemán contemporáneo (vivió entre 1889 y 1976), revolucionó el enfoque de la Filosofía sosteniendo que existía un error clave en la Metafísica que se remontaba al origen del pensamiento (vino a revelar algo asi como una nueva verdad copernicana): se había confundido la definición de SER con la de ENTE, conceptos similares pero distintos. Ente, en la acepción que aqui nos interesa, es una expresión de entidad, derivada del latín "entis", que expresa la particularidad que caracteriza lo que es. Es un concepto que se asocia con el origen, con la naturaleza del ser, con su personería, pero que no define ni precisa el concepto de Ser. Lo que Heidegger viene a sostener, con un análisis ontológico de la cuestión, es que todos los hombres podemos tener y representar a un ente pero que a su vez este ente tiene un Ser (algo asi, permítaseme el ejemplo extremo en esta metáfora, pero como una botella de buen vino y su contentido, donde la botella finamente etiquetada puede ser el ente, quien le da entidad, nombre, "persona" al delicioso producto que envasa pero el verdadero significado del ser del vino se la da su contenido, la degustación de su sabor, su suave recorrido por nuestros sentidos, lo que "esta ahi" dentro de la botella, ese es su ser).

Heidegger desarrolla un término clave alemán para explicar que es el Ser: utiliza el concepto "Dassein", este es el Ser del Hombre. En alemán "Dassein" significa "existencia", el "ahi del Ser", el ámbito donde el ser se despliega, se conforma y se manifiesta (en nuestro ejemplo ese "vino" que se ha formado en la uva, con el clima, con sus calores y sus fríos, con su tierra, con su tiempo, con sus vientos, con su proceso, sus robles, sus toneles, sus envases y tantas cosas más). En su libro más famoso, SER Y TIEMPO -que nunca concluyó-, Heidegger comienza explicando ese "ahi" que somos cotidianamente, lo que se denomina "ser en el mundo" porque está inevitablemente influenciado y hasta conformado por las cosas y ocupaciones que configuran precisamente su mundo. Esto es lo que hace el Ser, que a diferencia del vino es mucho más complejo que el líquido procesado de una cosecha de vid porque se trata de un ser humano. Es justamente las características propias de la vida las que constituyen al ser, donde tiene que ver su raciocinio, las decisiones que adopta, el "ser con los otros" que aportan esa trama de eventos y causas que constituyen al Ser (algo similar a lo que Ortega y Gasset había llamado el "Yo y mi circunstancia"). Ese Ser, el de todos los días, por su capacidad de pensar y razonar, tiene una condición única que conoce por su intelecto: entiende que el tiempo se le acaba, sabe de su condición temporal, se sabe mortal (tan es asi que esta característifica unificadora de los humanos nos hace llamar a todos como "mortales" como sinónimo de ser lo que somos) y para el ser auténtico es impropio negarlo. Justamente la autenticidad de saberse mortal, define al hombre como "ser hacia la muerte", en lenguaje de Heidegger, el "Dassein mortal" que debe vivir con honestidad intelectual su existencia, viviendo de cara a su fin y valorando que es MI muerte (no otra) la que me constituye en un ser único que vive ENTRE -entre el extremo de la nada de donde venimos al extremo de la muerte a donde vamos-. Y ese este "entre" lo que nos hace ser irrepetibles y nos otorga un poder extraordinario: nadie puede ser como nosotros...

Martín Heidegger en forma oscura y en textos donde la complejidad a veces indescifrable parece escrita a drede -como mensaje subliminar a ser conscientes de nuestras limitaciones-, nos ha mostrado precisamente la dificultad de ser, el camino intrincado a recorrer para comprender las mil y una influencias que van conformando el "estar ahi". Esta es la esencia del ser un ser. Heidegger insiste en que se requiere de la autenticidad necesaria para darnos cuenta que lo que el ser tiene mientras es ser, mientras recorre ese entre, entre la nada y la muerte, es el tiempo. Eso es lo que tenemos hasta la muerte: Tiempo. Eso es estar ahi: entre...

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