Immanuel Kant fue el filósofo por antonomacia del siglo XVIII. Nació en 1724 y murió en 1804. Fue él quien que le dió nombre a su época: el siglo de la Ilustración. Lo que es interesante recordar, para hacer una reflexión con el contexto actual que estamos viviendo, es porqué se utilizó el términio "iustración" para identificar esos años. Veamos el tema desde el princiío. Ilustrar supone el concepto de "iluminar" o dar luz, es por eso que también se conoce a este siglo XVIII como el de "las luces" ya que la consigna fue, para Kant y para muchos pensadores de aquel entonces, salir de la "oscuridad" y de la superstición, de los prejuicios y la ignorancia. Para ello Kant utiizó una frase memorable que pretenció despertar a la sociedad de esos tiempos de su letargo: "La Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad" , y explicó esa minoría con su grito reflexivo: "Sapere aude" o "Atrévete a saber" que desafió a la humanidad entera a pensar por si misma y no vivir bajo la dependencia de otros. Su clamor fue la independencia de criterio, la abolición de la esclavitud intelectual, el pensamiento autónomo que ponga fin a la tercerización de la conciencia de hombres y mujeres que no usaban la razón sino que hacian suyas, obedientemente, las exigencias de distintas religiones y las opiniones y criterios de otros.
Veamos ahora porqué es importante en este momento entender a Kant. Sinteticemos al máximo su influencia en la historia del pensamiento. Kant es equivalente a Platón en el mundo de la filosofía. Su obra cambió la forma de ver e interpretar la vida. Básicamente este Profesor de Könisgberg, escribió tres grandes "críticas", que fueron libros que produjeron un cambio "copernicano" en el universo del conocimiento. La primera obra, "Crítica a la razón pura" (1781, revisada en 1787), analiza cómo opera la razón independientemente de la experiencia, es decir, profundiza en lo que supone el pensamiento humano, su capacidad de razonar y trata sobre cómo funciona nuestra mente para entender la realidad. Y es en esta primera "Crítica" donde donde presenta sus postulados que superan a los de los empiristas (como los grandes Locke y Hume) que decían que todo lo que sabemos viene de la experiencia y a los racionalistas (como Descartes y Leibniz) que creían que el conocimiento venía solamente por el uso de la razón. Kant explicó y demostró que ambas teorías eran incompletas y propuso un tercer concepto: nuestra mente construye la realidad con estructuras propias, no solo recibe información del mundo sino que procesa la misma utilizando tanto su sensibilidad como su capacidad de raciocinio para realizar un juicio que "sintetiza" y forma criterio.
En su segunda obra "Crítica a la razón práctica" (1788, un año antes de la Revolución francesa) da un paso más adelante. Ya no se limita al conocimiento sino que se detiene en la "praxis", es decir en cómo vivir la vida, a qué normas atenerse para la acción. Es aquí donde profundiza en la Moral y en la Ética y presenta su clásico mandamiento universal “Obra solo según una máxima que puedas querer que se convierta en ley universal”, su imperativo categórico.
Y en su tercera "Crítica", se detiene a pensar en aspectos que han quedado fuera de las anteriores obras. En su "Crítica del Juicio" (1790), analiza el arte, la belleza y la relación entre la razón y la naturaleza con una explicación viva de lo que se considera "sublime": "una sensación de grandeza extrema, como cuando miramos el océano o el universo que nos hace sentir pequeños pero partícipes de algo superior".
Muy bien. Esta es una presentación absolutamente reducida del aporte de Immanuel Kant al pensamiento de la sociedad pero refleja su objetivo de despertar al ser humano a pensar por si mismo, reflexionando sobre sus capacidades y su conducta. Ustedes se preguntarán que tiene esto que ver con la realidad actual. Pues bien, alla vamos.
Hoy en día, los ciudadanos de los distintos países y continentes, padecen de un exceso de información. Prensa escrita, televisiva, radial y en streaming constante, que se difunde por la web y especialmente por las redes sociales, con mensajes escritos, videos o audios que inundan la capacidad de procesamiento de cualquier ser humano normal. Pero esta magnitud de información que se distribuye segundo a segundo no es información inocente. En muchos casos, más de los que creemos, se intenta manipular el uso de la razón de quien recibe estas novedades, brindando información falsa y parcial. Profesionales de la comunicación operan en este nuevo mundo digital con el objetivo de mentir, de formar un pensamiento y no de informar. El lema kantiano de "Atrevete a saber" hoy debe leerse como "Atrevete a verificar" para pensar por ti mismo y no justamente, como sucedía en el Siglo XVIII, por el interés ajeno. Las redes precisamente son la prueba fehaciente de un interés externo y no de fidelidad. Podría sostenerse con propoiedad que las redes son sinónimo de superficialidad y no de criterio. La inteligencia artifical y los algoritmos difunden lo que se quiere mostrar, aquella que busca aprobación y "likes" pero no la información real y objetiva que un medio serio debería proporcionar. Y es aqui donde entra en juego la "Crítica a la razón práctica": ¿cuál es el sustento moral de esta pretensión del mundo de las redes basado en el individualismo extremo, la desinformación y muchas veces el odio, la polarización y el impacto emocional? ¿Es esto respetar la dignidad del otro o justamente violarla?
Reflexionar sobre esta realidad digital que presiona nuestras vidas nos trae a la realidad diaria la importancia de iluminar la oscuridad: la Ilustración no solo fue un período en la historia sino que estableció una actitud de vida. Por eso Kant sigue siendo importante, porque nos desafió a pensar por nosotros mismos, a criticar el uso de nuestra razón y hoy su grito sería sin algoritmos pero con una exigencia más importante que dar un like: ¡Atrévete a cuestionar las redes!
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José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido ...
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