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¿Libertad condicional?

Reflexionar sobre la libertad supone reflexionar sobre nuestras vidas, sobre nuestras decisiones, sobre nuestra actividad diaria. La libertad es una aptitud, una capacidad, una competencia para actuar. El Diccionario de la RAE lo define como “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una u otra manera y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. El ejercicio de este poder del ser humano para hacer o no hacer, llamado libertad, implica, en los hechos, elegir y decidir. Por eso viene a cuento al analizar el proceso que supone ser libre, la síntesis y crítica que realizo a continuación  del libro "El valor de elegir” de Fernando Savater, quien encara la profundización del tema desde su origen.  Vamos despacio.

En primer lugar, destacar que esta es una obra filosófica bien escrita, es decir de accesible lectura pese a la complejidad y a la profundidad de su cavilación sobre un privilegio tan delicado como la libertad humana, la responsabilidad moral y la capacidad de elección como fundamentos de la ética.

En segundo lugar, señalar que el libro se divide en dos partes: la primera, más conceptual y filosófica, trata sobre el significado de la libertad y la capacidad de tomar decisiones y de elegir; la segunda, más aplicada, donde el autor analiza cómo se expresa esa libertad en contextos concretos como la educación, la política y la religión, entre otros.

Intentaré a continuación compartir una síntesis del libro para releer despacio cuando pensemos en conceptos cruciales que se entremezclan y muchas veces se enredan: por un lado el ejercicio de la libertad y por el otro, el proceso de decisión humana. En cada punto de la síntesis he agregado algún aspecto que pretende pensar críticamente, ponderando y discutiendo el ensayo de Don Fernando. ¡Allá vamos!

                             PRIMERA PARTE: La elección y la libertad

1.    La libertad como capacidad de elegir

o    Savater insiste en que la libertad no es hacer lo que se quiere sin límites, sino la capacidad de elegir entre alternativas posibles dentro de un marco de restricciones que siempre existen (y muchas surgen de leyes y normas, escritas y no escritas…). La libertad, como facultad individual, es consustancial a la condición humana. Puede ser física  (por ejemplo la que devine de no estar encarcelado) o intelectual, (que se integra con la libertad moral de elegir con conciencia y responsabilidad lo que uno decide). *Valga como Nota al pie que este último término, el de la libertad intelectual o moral, lo explico en mi libro “Negociar con la vida” en su último capítulo: “Haz lo que decidas”.

2.    La elección (y la decisión propia) como fundamento de la ética

o    No hay ética sin libertad. Justamente la ética es el proceso de reflexión sobre la moral, es decir, sobre ese conjunto de preceptos y costumbres que circunda a cada ser humano en su biografía y que constituyen su moralidad. Sobre ella se ejerce el pensamiento crítico que procesa nuestra historia mediante el ejercicio de su propia ética para elegir y decidir lo que corresponda. Elegir significa  asumir consecuencias y responsabilidades “escogiendo o prefiriendo algo para un fin” como dice el Diccionario de la RAE. Savater afirma que la ética surge precisamente porque somos libres: si nuestras acciones estuvieran determinadas como las de una máquina, no tendría sentido hablar de libertad ni del poder de decisión del ser humano porque justamente decidir (nuevamente la RAE) es “hacer una elección tras reflexionar sobre ella”. La gran pregunta que queda sin respuesta es ¿cuán libre es nuestra libertad? Todos estaremos de acuerdo con Savater en que no debiera existir el "determinismo de una máquina" en la mente de un ser humano, pero ¿realmente no existe? La primera reacción es “No, los seres humanos no somos máquinas”... ¿o lo somos y no nos damos cuenta? Pregunta desafiante si las hay… Veremos este tema en los puntos siguientes.

3.    La libertad como una conquista, no como un estado

o    No nacemos plenamente libres, nacemos si con la posibilidad de serlo: la libertad, y el proceso de decisión de cualquier acción humana, es algo que se aprende, se ejercita y se conquista, sobre todo en interacción con otros. Difícilmente un niño sin ninguna formación pueda catalogarse de ser humano libre: su facultad de obrar o de no obrar carece del fundamento que todo proceso de elección requiere. Savater la vincula al desarrollo personal, al aprendizaje y al ejercicio del pensamiento crítico. De allí la importancia del educar a pensar y a analizar nuestra historia. Nacen aquí una serie de dudas y preguntas que nuestra madurez obliga a formularnos a nosotros mismos: ¿somos plenamente libres cuándo decidimos o decidimos de acuerdo a nuestra “configuración” o “seteo” mental, cual máquina computadora? La formación de nuestra mente y personalidad, ¿está estrechamente ligada al cincel del escultor que grabó en nuestras cabezas, a ritmo de su martillo, un modelo de vida, de acciones a realizar y un concepto de lo que está bien y de lo que está mal? ¿Son estas nuestras “circunstancias” que nos conformaron como el ser que soy? ¿No es esto un tipo de "determinismo" que nos moldea en la toma de decisiones? ¿No es la mente del niño un “sistema operativo en blanco” que fue configurado con una lengua materna, vocabulario, hábitos, costumbres y valores que lo determinan como persona, más allá del ejercicio de su libertad futura? ¿Decidiría igual si en lugar de haber nacido el año en que nací, y en el hogar y en el entorno en que crecí, hubiera nacido en otro? Si yo hubiese sido educado en el corazón del África subsahariana y en una comunidad de jíbaros, ¿comería carne humana? Y si así fuera, ¿seguiría siendo el mismo yo que soy hoy? Si la respuesta es negativa ¿¿qué supone? ¿Quiere decir que mis acciones están formateadas por mis costumbres, por mis mandatos históricos pero no exactamente por mi libertad que está condicionada desde el origen? ¿Puedo cambiar este formato? Eb fin, demasiadas preguntas y demasiadas dudas de este apartado, pero de eso se trata el proceso de reflexionar. Vamos al próximo.

4.    La ilusión del determinismo

o    Savater critica no el proceso de formación humana, donde existe cierta determinación de valores, conceptos y acciones del ser humano educado, sino las doctrinas extremistas sobre el determinismo (biológicas, sociales, religiosas), que niegan la libertad humana y adjudican un tipo de "predestinación" al accionar y a todo futuro del individuo.

Ahora bien, Savater no niega que existen los condicionantes sociales, religiosos y biológicos a la hora de ejercer la facultad de obrar, pero sostiene que la capacidad de decidir sigue presente. ¿Es esto así? Un italiano diría:  “ma non troppo”. Veamos el tema con más serenidad.  Un "determinismo absolutista" niega la posibilidad de cambiar ciertos aspectos de la vida, y por tanto, aniquila la esperanza. Lo que se pregunta Savater es, que en ese marco, ¿cuál sería el lugar de la libertad? La formación de un ser humano, su biología, la sociedad en la que se cría y desarrolla, su educación y la religión en la que creció, ¿no entretejen los límites y los condicionantes de su libertad futura?

5.    La libertad como proyecto de sentido

o    La libertad no es solo una capacidad, sino una forma de darle sentido a la existencia humana. Al elegir, el ser humano se convierte en autor de su propia vida, y eso lo distingue del resto de los seres del mundo natural. Los animales no deciden sino que actúan de acuerdo a su formateo como especie. Una abeja obrera cuando encuentra el néctar realiza una “danza” especial. Todas lo hacen y lo harán. No pueden cambiar. El ser humano no. Una persona que nace y se cría en un entorno de violencia puede convertirse y pasar de ser un ser humano violento a un ser humano de paz. Este no es un ejemplo sencillo pero puede darse. La dificultad la plantean los casos donde el ser humano, hombre o mujer, no puede adoptar otro tipo de decisiones que las que sus condicionantes le permiten. Su “sistema operativo” tiene un formateo indeleble que no le autoriza a “resetarse” o que solo le autoriza a un “reseteo parcial”…que no se note…Y la pregunta obligada es ¿esa persona es libre o ejercita una “libertad condicional”?

                             SEGUNDA PARTE: Aplicaciones de la libertad

6.    La educación como condición (¿o condicionante?) de la libertad

o    Savater defiende una educación para la libertad, que enseñe a pensar y a elegir, no solo a repetir información. Sin educación, la libertad se convierte en un mero formalismo vacío. Educar no es transmitir doctrinas cerradas, sino abrir caminos de reflexión y autonomía. Enseñar a pensar es hacer libres a los seres que se educa. Educar no es transmitir conocimientos sino los criterios necesarios para juzgar los mismos y ponerlos en tela de juicio.

Ahora bien, la acción de enseñar y de aprender supone le delicada tarea de no solo transmitir conocimientos sino de formar al individuo, especialmente, la desafiante tarea de la formación moral y ética del educado. Lo que quiero destacar es que los formateos educativos del cerebro de un hombre o mujer, de corta edad y a veces no tan corta, persisten y quedan en el inconsciente del adulto que no percibe esos condicionantes sino que actúa por ellos creyéndose libre. El desafío mayúsculo de la educación es saber poner luz al análisis de esa configuración mental. Reitero, educar para la libertad no es enseñar saberes sino los criterios necesarios para juzgar los mismos y ponerlos en tela de juicio.

7.    La libertad y la responsabilidad en la política

o    La libertad individual exige también compromiso cívico. Savater plantea que no basta con elegir gobernantes: hay que participar, informarse y actuar con responsabilidad democrática. La política es una forma de ejercer la libertad compartida. Allí está el corazón de la democracia. Y esto está muy bien pero exige cuestionar nuestros condicionantes…

8.    Contra el fanatismo y el terrorismo

o    Savater se opone frontalmente a toda forma de fanatismo (religioso, ideológico, nacionalista). El terrorismo anula la libertad del otro, y el fanático rechaza la posibilidad del disenso y de la elección. En lugar de diálogo, impone una verdad cerrada y violenta. Eso es esclavizar y muchos dictadores, religiosos y políticos, que se ocultan detrás de una fachada democrática, pretenden ejercer el poder para encerrar en una celda la facultad de pensar distinto.

9.    La religión como elección privada, no imposición pública

o    Algo similar a lo antes explicado sucede con las religiones. Savater defiende la libertad religiosa, pero también la laicidad del Estado. Cree que las creencias deben ser respetadas en lo particular, pero no pueden condicionar leyes ni derechos colectivos. La imposición religiosa contradice el valor de elegir y coarta la libertad.

El gran desafío es darse cuenta del condicionante creado por este tipo de educación y configuración mental.

10. La libertad como ejercicio cotidiano

Finalmente, Savater subraya que la libertad se vive todos los días, no solo en elecciones trascendentales. Sartre nos decía que estábamos condenados a la libertad, lo que supone su ejercicio, el decidir, el actuar de la vida misma. Elegimos diariamente cómo tratar a los demás, cómo actuar ante la injusticia, cómo trabajar y cómo amar. No hay ética que se suspenda por unos días, No. La ética no es plausible de existir  sin ejercicio de la libertad cotidiana. La libertad debe estar siempre.

                                                                     Conclusión

“Libertad condicional”, concepto definido por el Diccionario de la Real Academia Española, como el “beneficio de abandonar la prisión que puede concederse a los penados en el último período de su condena y que está sujeta a la observancia de buena conducta”. Este es un concepto jurídico que supone libertad limitada, restringida, condicionada precisamente al cumplimiento de ciertos requisitos legales y controles hasta el vencimiento de un determinado plazo. La pregunta que surge es, ¿está la libertad del ser humano condicionada a su formación, a su cultura, a sus circunstancias? Si esto fuere así, ¿podríamos hablar de libertad como la facultad de obrar sin condiciones? El “Valor de elegir” de Fernando Savater no responde todas las preguntas sino que las agrega. Una de sus mayores virtudes del libro es justamente el sugerir interrogantes profundos. Y quizás el mayor de ello nos interpela a pensar cobre si somos sujetos en ejercicio de libertad condicional ¿Puedo salir de sus fronteras? ¿El ejercicio de nuestra libertad está sujeta a las restricciones de nuestro inconsciente? ¿Nos damos cuenta o el arma más poderosa del condicionamiento es pasar inadvertido? Cual película de suspenso: “To be continue”. 


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