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Ser conscientes del inconsciente

Sigmund Freud vivió 83 años, entre 1856 y 1939. La última etapa de su vida se destacó por un sufrimiento excesivo producto de dos dolorosas circunstancias: un cancer de paladar, que le tuvo a maltraer hasta su partida final, y la persecución Nazi por su condición judía que le obligó a exiliarse de su Viena natal y morir en Londres lejos de sus afectos. Freud revolucionó el pensamiento mundial planteando situaciones que quebraron los límites de su tiempo y que aun hoy se consideran de avanzada: interpretó y analizó la sexualidad como causa de la evolución mental del ser humano, fue el padre del Psicoanálisis dando un vuelco copérnicano al tratamiento de los distintos problemas mentales, experimentó personalmente e investigó las virtudes de la cocaína, discutió e innovó en estudios científicos que hasta la actualidad se discuten si lo fueron, y por último, pidió la eutanasia para si mismo adelantando una polémica que se presentaría recién sobre fines de siglo.

Freud se recibió de Médico y se especializó en Neurología. Luego de diversos trabajos en su especialidad, desarrolló un enfoque particular sobre la conducta humana. Basó su tesis en dar luz al llamado "mundo de los instintos", demostrando que no siempre es la razón la que dirige los actos del hombres sino que en muchas y diversas circunstancias son los instintos y los impulsos irracionales lo que deciden por nosotros. Freud siguió una línea de investigación en materia de necesidades no reconocidas y presentó una tesis tan revolucionaria como sorprendente afirmando algo que los seres humanos no percibían, algo de lo cual no se daban cuenta (y que aun hoy cuesta reconocer). Lo que Freud vino a decir es que en innumerables y diferentes decisiones de la vida es el inconsciente quien gobierna donde la conciencia reina, es decir, vino a marcar un cambio copernicano diciendo que no éramos siempre el "piloto" de nuestra nave como creíamos, que no éramos los únicos conductores sino que el comandante en distintas oportunidades podía ser un nuevo personaje llamado Subconciente (que alberga lo reprimido, conformado por aquellas conductas desagradables o indecorosas que hemos intentado olvidar).

Para la construcción de semejante tesis Freud desarrolla un tratamiento de análisis libre donde destaca su particular "interpretación de los sueños" (que será el nombre de su obra cumbre en el año 1900). Freud sostiene que los instintos muchas veces se disfrazan para decidir por nosotros y que dan origen a enfermedades o neurosis que pueden tener su origen en conflictos de la infancia (asi presenta una particular y polémica teoría para esta época que fue su lectura de la sexualidad infantil). En tal sentido y para descubrir los puntos de partida de sufrimientos psíquicos Freud desarrolla un tratamiento con un sistema de arqueología mental, es decir un proceso que excava distintas capas de la mente hasta llegar a la experiencia traumática que, hecha realidad al paciente, puede sanar el trauma que le aflige.

En el desarrollo de esta teoría Freud divide en tres estratos la mente humana: 1) El "Ello" que representa las pulsiones o impulsos primigenios y constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano (contiene nuestros deseos de gratificación más primitivos, los instintos y el placer se ubican en este segmento); 2) El "Superyó", que vendría a ser la parte que contrarresta al Ello y que representa los pensamientos morales y éticos (estos están muchas veces compuestos por conductas que reprimimos por normas que aceptamos como válidas y que nos dicta el entorno cultural, religioso o familiar) y 3) El "Yo", que es el segmento que permanece entre ambos, mediando entre nuestras necesidades primitivas y nuestras fronteras éticas. No es sinónimo de la consciencia (existen partes del yo que son inconscientes). Un Yo saludable proporciona la habilidad para adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior de una manera que represente el mejor equilibrio entre los deseos del Ello y las demandas punitivas provinientes del Superyó (que muchas veces tienen origen en complejos de culpa y que Freud identifica con nuestra conducta sexual reprimida en el subconsciente que no es enfocada como una necesidad natural e importante del ser humano).

Freud, como anticipamos, fue un pensador revolucionario que cambió el mundo. Fue una innovador más que un hombre de ciencia. A partir de él se modificó el análisis de la conducta humana y su legado continúa dando sus frutos más que por aquello que impulsó a pensar que por aquello que se haya demostrado como verdad con rigor científica. Muchos son sus críticos, Karl Popper entre ellos, pero nadie negó su aporte al estudio de la mente del hombre, especialmente por el desafío de ser conscientes del inconsciente.

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