Una rara mezcla de toma de conciencia, con hacer lo que nos gusta. Una combinación de gratificación a los sentidos, con el esfuerzo que ello supone. Una fusión de buenas decisiones, con la alegría de compartir. Una receta que contiene el amor a uno mismo, con la pasión desmesurada por otro ser humano que nos acompaña. Una cuota de locura, con la autorización a uno mismo a realizarla. Un olvido de la culpa y un reemplazo por la responsabilidad de disfrutar un recurso que se agota. Un no hacer daño a los demás, matizado con la empatía y el sacrificio por mis sueños. Una tendencia a sentir lo que siente el otro para ejercer humanidad. Una mirada realista sobre lo pequeños que somos en el universo confundida con lo relativo de cualquiera de nuestras actitudes. Todas estas frases encierran una parte del concepto "vivir bien". Es que en definitiva, se trata de ser protagonista, de perseverar en la búsqueda de nuestra felicidad, de saber divertirse en todo y esencialmente de estar bien atento a celebrar esta maravillosa oportunidad que el respirar supone.
Se, por otra parte, que hay distintas formas de denominar el concepto. No obedece a un solo nombre. Obedece si a una firme convicción que se conjuga en presente: saboreo la vida intensamente, hoy y pienso hacerlo mañana, y pasado, y la disfruto conscientemente. La consigna es no olvidarse. Que no me olvide, que no te olvides de vivir. Seria peor que el peor pecado. Es que la vida no puede ser aquello que sucede mientras me ocupo de otras cosas importantes. No. Eso es traicionar la oportunidad. A veces pensamos mucho y la verdad es que no hay nada mas importante que vivir de la mejor manera que podamos, disfrutando, celebrando, inclusive al pensar. Nada más relevante. Vivir es un verbo temporal. Se acaba. Nacemos con fecha de vencimiento, indeleble e incierta. Lo único cierto es que la fecha llegará. Y así es que la muerte le da sentido a la buena vida. Si esta fuera atemporal e infinita, no seria tan relevante y crítico vivir de una u otra forma porque siempre podríamos cambiar con tiempo disponible. Pero resulta que no. Que la vida se vence como se venció el día de ayer y como se terminan las vacaciones. Y si queremos un ejemplo más despabilador usemos el celular. La vida se descarga como la batería de tu teléfono móvil con la enorme diferencia que aquella no permite recarga. Solo se vive una vez. Y eso es todo. El título de FIN cierra el film personal de cada uno. El show ha terminado. Por eso, porque esto termina y puede ser en cualquier momento, hay que saber vivir. No hay mucho tiempo de análisis posterior.
Por eso es que la buena vida requiere de aceptación y coraje. Mueve el concepto. Y no es solo saber vivir. Se trata de acción, de aventura, de placer. De nada me serviría saber vivir si solo guardo ese saber en mi mente, en intenciones, en indecisiones de eterno retorno, en temores al paladear y al no saborear. Darse la buena vida requiere de valentía y de una decisión a conciencia. No es para aquellos que solo respiran, es para aquellos que pilotean su auto-vida. La buena vida no es para aquellos que fuente a su propia vida operan de copilotos o acompañantes. Son seres pensantes que conocen la oportunidad de una rosa en flor o se conmueven frente a un atardecer: reconocen la fugacidad. Seres que han tomado en serio esta vacación que sin su voluntad le han dado sus padres al brindarles la posibilidad de existir. Seres que han aceptado que también sin su voluntad se irán de este mundo, hoy, mañana o el día que venga después. Allí, en ese ambiente de seres reflexivos y valientes, se hace fuerte el deseo de la buena vida. Sin trabas cerebrales, sin mochilas de "por mi culpa, por mi gran culpa", con la libertad y la convicción en cueros, desnuda y al viento. Para homenajear el presente sin ningún miedo al futuro. Y si tenemos temores enfrentándolos. Pensando en grande, disfrutando el sano placer de lo mejor de lo mejor de tus gustos, de tus sentidos. Y dejando atrás la mediocridad del que no hace por temor. Porque eso es quedarse mas cerca de la muerte. A esperarla sin moverse, sin vivir. Y eso hace daño. Es el extremo opuesto: eso es vivir mal.
Aplausos de pie! Aunque para mi vivimos muchas vidas, lo que decis es valido para cada una de ellas!
ResponderEliminarPor alguna razón veo hoy tu buen comentario. Y creo que tenes razón. Es válido. Lo q quiero entender a que llamas “muchas vidas”
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