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Intensamente: quiénes somos?

No es fácil responder esta pregunta. René Descartes, el padre de la filosofía moderna y uno de los pensadores más relevantes de la historia, dudó que fuéramos. Tan difícil es la pregunta disparadora de esta reflexión que un pensador notable como Descartes no tenía certeza de ser. Y así fue que revolucionó el pensamiento al dudar absolutamente de todo y retroceder a la base de la pirámide de la comprensión humana. Su incertidumbre fue tal que llegó a pensar que era factible que todo fuera falso, que no existiéramos, que no éramos. Y su duda estaba fundamentada. El llegó a pensar que era posible que nada existía de verdad y que por tanto, era una posibilidad que todo fuera un largo sueño donde uno interpreta los hechos como reales y se siente plenamente protagonista de lo que ve, escucha, huele, palpa y saborea, pero que la realidad no existiese. Seguramente inspirado por la Caverna de Platón, no todo lo que uno ve o escucha es realidad.  Por eso para René Descartes era una hipótesis razonable que todo fuera una imaginación descabellada.  Calderón de la Barca en 1636 en La Vida es Sueño había anticipado esta interpretación. Descartes en 1637, intentando presentar un fundamento que invalide a los escépticos dijo en su Discurso del Método: “Pero enseguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy, era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando”. Bien. Comprendo el razonamiento de Descartes. Es sólido y justamente cumplía su objetivo. El quería demostrar que el racionalismo lo había llevado hasta alli y por tanto el método que había utilizado, la razón, se constituía en la piedra angular de la filosofía y de todo lo que ella suponía. Muy bien. Comprendo este razonamiento y la lógica que supone. Pero el haber llegado a la conclusión de que porque pienso, soy...no me parece una verdad tan indestructible. Que quiere decir que sea? Que quiere decir que Soy? Quien soy? Soy yo el que piensa o es otro que piensa por mi y me hace creer que yo pienso por las mias? O yo solo imagino que pienso pero no lo hago? Porque Descartes está tan seguro que el pensar le lleva a reconocer al ser que piensa? Cuando soñamos puede que imaginemos y hasta pensemos y nos convenzamos que somos un súper hombre que vuela. Sueño, pienso y luego soy entonces ese hombre que vuela por los cielos? O vayamos al otro extremo: cuando un sujeto está drogado o ebrio puede que piense que es un gorila o un elefante. Si lo piensa lo es? O solo confirma que es un sujeto borracho que piensa? Eso es pensar?  Quien piensa es nuestro consciente o nuestro inconsciente? Recordemos que el Racionalismo que defiende e instaura René Descartes, intenta demostrar que la razón nos conduce a la verdad y que el
Escepticismo (que rechaza toda verdad objetiva) o el Relativismo ( (que sostiene que todo depende del lugar donde se mire y que por ello es relativo a su circunstancia) o la Religión (que reemplaza la razón por la Fe a un ser superior que todo lo explica) no logran explicar los cimientos de la filosofía porque su verdad rechaza la objetividad necesaria de la razón universal. Qué quiere decir esto? Pues que los religiosos, los escépticos y los relativistas niegan que los seres humanos puedan acceder a una verdad objetiva a la que se pueda acceder solo por la razón. La rechazan y sostienen que no hay tal sistema que sea tan válido para mi como para para todos los seres humanos que pueden razonar. 

Pues bien no creo ni una cosa ni la otra. Y no me quiero enrollar. Quiero responder quienes somos! Entiendo que el racionalismo sirve y va creando razonamientos lógicos que se constituyen en verdad objetiva para todos (o casi todos porque siempre habrá un rebelde). Por ejemplo, si yo escribo esto ahora es porque yo existo. Hasta podría decir, parafraseando a Descartes, “Escribo luego soy”. Y así lo podría decir con tantos verbos. Camino, eso demuestra que soy. Canto, luego existo... En fin, el razonamiento tiene muchas miradas y formas para explicar que hay alguien detrás de un pensamiento o detrás de una acción. Pero poder decir, luego de una profunda reflexión como la cartesiana, “hay un ser” no responde mi pregunta sobre quienes es ese ser. Y sin perjuicio de reconocer el avance de Descartes que concluye que es, quiero volver entonces a la pregunta original: quienes somos? Qué significa ser? 

Hace pocos días atrás volví a ver la película de dibujos animados de Pixiar “Intensamente”  o Inside Out como la llaman en Inglés. Esta película, disfrazada de dibujitos para los chicos, es un tremendo ensayo psicológico y filosófico sobre la existencia. Heidegger en Ser y Tiempo, Sartre en El Ser y la Nada o Freud en El Yo y el Ello nunca imaginaron que unos años más tarde Disney, una compañía de entretenimiento para niños, iba a distribuir una filmación de 94 minutos donde explicaba con altísimo grado de simpleza y claridad como funcionaba el Ser humano. La película explica y muestra cómo funciona la mente de una niña de 11 años dirigida por un centro de comando ubicado en su cerebro conducido por cinco emociones principales Alegria, Tristeza, Temor, Furia y Asco que si bien deben lidiar con el Tren de los Pensamientos y con la Personalidad -que se basa en la construcción de islas o cimientos de su vida como la Familia, los Amigos, el Deporte, la Honestidad-, son estas cinco emociones las que tienen el control de la conducta de un ser humano (en el personaje principal de la película están lideradas por la Alegria ya que la Niña protagonista es especialmente alegre, pero muestra el centro de comando de personas adultas donde también las emociones controlan su forma de vida). Ahora bien, si las emociones controlan la mente humana, donde queda la razón? No está en ese Centro de Comando Cerebral? Pues yo creo que si. Lejos estamos los seres humanos de ser manejados solamente por emociones sin participación de la razón, así como también estamos lejos de ser seres exclusivamente conducidos por el raciocinio y no influenciado por las emociones. Casi diría que hay un balance. Y quien pretende dar armonía a esa mesa de Directorio, cabeza (literalmente hablando) de ese ser humano es la Razón quien opera como Gerente General o CEO de este cuerpo colegiado. Pero también debe reconocerse que una habilidad de la razón debe ser saber “delegar” el poder de actuación en la emoción que corresponda. Hay veces (y ojalá fueran la mayoría) en que la Alegría conducirá la conducta de nuestro ser, pero habrá otras donde es necesario que quien conduzca sea la Tristeza, la Furia, el Temor o el Desagrado. Todas nos enseñan sus virtudes y sus defectos y le enseñan a la Razón que también ella se equivoca cuando quiere independizarse y creerse que su lógica reflexiva todo lo soluciona. Pues no señor. Como enseño Descartes de todo hay que dudar porque somos inciertos. Eso somos. Y esto implica que debemos disfrutar como explica la maravillosa película de Pixar y Disney: intensamente. 

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