René Descartes nació en 1596 en una ciudad pequeña al sur de París. Vivió sólo 54 años y revolucionó el mundo del pensamiento. Nada fue igual después de Descartes pero no por habernos dejado un legado teórico integral sino precisamente por lo contrario: por habernos abierto el camino más contundente en el ejercicio de la libertad individual, el de dudar de todo. Fue valiente en su reflexión e inquebrantable en su voluntad de palpar certezas, de encontrar paz, la tranquilidad del orden que su cerebro le indicó, sin tercerizar conciencia, dejando el puesto de copiloto de ideas ajenas y asumiendo el puesto de conductor de las suyas. Y asi nos invitó a seguirlo. Estableció cuatro reglas que disciplinaron el método del ejercicio del derecho a razonar. Si hoy pudiera hablarnos las resumiría del siguiente modo: "1°) Date el lujo de dudar de aquello que te dijeron era indudable: No tomes como verdadero aquello que te produzca incertidumbre. 2°) Analiza lo que investigas. Segméntalo hasta
Reflexiona, discute, averigua, duda, escucha mucho, di lo que piensas pero piénsalo y saboréalo. Toma una café con la vida, en la mesa del fondo, sobre la ventana, con vista a la puesta de sol, donde se oye el mar y las olas mueven la mente. Invita la casa.