El temor, muchas más veces de las que deseamos, es la razón de una conducta. Lamentablemente. La historia que cuento a continuacion lo hace patente. Tu memoria seguramente lo confirma.
De chico me asustaba la amenaza de "el Hombre de la bolsa". La advertencia pegaba en mi cerebro como una cachetada de revés sobre mi conciencia ingenua: "Si no te portas bien y no comes toda la comida, vendra el Hombre de la bolsa y te llevara". Me lo decía Noemí. Yo paralizaba. Las razones y los interlocutores de este Hombre eran diferentes: "Si sigues haciendo ruido" o "si cruzas el limite para andar en bicicleta" o "si no te portas bien en Misa" o "si rompes un jarrón con la pelota". Joder..., este Hombre estaba en todos lados. Los motivos por los que podía hacerse presente fueron cambiando con los meses entre los que transcurrian mi infancia, pero recuerdo que seguian una linea de razonamiento coherente: si incumplía una norma, que me era impuesta como tal, el Hombre venia. El peligro era inminente. Yo lo tenía clarísimo. Es que una vez lo ví!!!.
Tengo el momento fijo en mi retina. Andaba por mi cuarto aniversario, de camino por la calle Libertad, entre Arenales y Juncal. A mano izquierda, cerca de una Carpinteria. Alli estaba el!. Caminaba inclinado, mirando hacia abajo, con una bolsa marron a sus espaldas que seguramente contenia algo del peso similar al de un niño como yo. Su dimension y el esfuerzo del Hombre lo corroboraba. Hasta la forma era de ese tamaño. No alcance a ver con exactitud pero la bolsa era como de arpillera o de papel madera. Noemi, quien trabajaba en casa, a quien yo adoraba y estaba siempre a mi lado en esos años, me apretaba la mano fuerte volviendo de la plaza Vicente Lopez -donde recuerdo me habia encontrado un juguete-. Ella fue la que lo vió primero y me dijo: "Alli va. Ese es. Miralo! ". Me quedé literalmente helado. Todavía siento el frío que sentí por la espalda. Segundos dónde el mundo que gira no gira, la vida que vives no vive. Se aprieta el botón de "Pausa" y el terror toma el control de tu sentir. La prueba habia sido contundente. Como pude, alcancé a girar la cabeza. Me aferré a la pierna de Noemí y segui caminando mirando las baldosas grises. hasta que llegué a casa. Había visto al Hombre de la bolsa... Joooder tio, que de noche lo seguia viendo...
Esto, que parece un recurso educativo para niños, es absolutamente equivalente al terrorismo religioso tan seductor y exitoso en su campaña de adhesion de fieles seguidores (y digo "terror...ismo" por su origen etimologico...). Cuantos "Hombres de la bolsa" nos han mostrado, descripto y definido la enseñanza de Religion hasta que los hemos "visto" y hecho realidad en nuestra mente (aunque no precisamente por la "calle" Libertad...).
Recuerdo los libros del colegio con la definicion del Infierno. Hasta la imagen, con algo de color, del diablo y las llamas detras todavía quedan elocuentes en la memoria. Es que la eficiencia era obvia. Este era (y es) el "Temor de Dios" del que habla la Biblia y que nos explicaban en el colegio con ironica naturalidad. Nunca lo entendi como una metafora: lisa y llanamente era temor y asi lo percibi. Como no lo iba a ser si la consecuencia a cualquier incumpliento de una norma divina era caer bajo las llamas de una caldera eterna!!!. Cuando veia esas figuras mi imaginacion no solo se detenia en el fuego y los tridentes. En mi cabeza daba vuelta la silueta del "Hombre de la bolsa". La amenaza era similar por el mismo camino del miedo inducido. Recuerdo que era un chico de seis años (ya estaba en primero superior) pero ya siendo tan pequeño, lo deduje. Me di cuenta. Lo comprendi inmediatamente. Quien yo habia visto era el transportista!!! El Hombre de la bolsa llevaba a los niños que se portaban mal a las puertas del infierno. Todo era de una logica categorica. Hasta un chico tan chico como yo (que ya habia crecido desde que habia visto por primera vez al Hombre...) podia cerrar el razonamiento. Estaba claro: no debia cometer ninguna falta voluntaria contra le ley de Dios... El Hombre de la bolsa estaba cerca... Este era el mensaje -nada subliminar por cierto- que me daban en el Colegio y en casa...y yo los habia logrado unir e interpretar en forma conjunta. Eso me hacia sentir bastante orgulloso: lo habia entendido...cualquier falta voluntaria tenia su merecido: a la bolsa y al fuego... Cómo no tener miedo???...
La anecdota encierra una verdad. Las religiones buscan seducir y no existe mejor herramienta de marketing que crear temor y ofrecer la via alternativa que evita el peligro creado. El miedo otorga poder a quien brinda una solucion a nuestra angustia y el grado de autoridad de quien nos brinda esta salida es proporcional al terror que significa su causa. Los "Hombres de la bolsa" de este mundo paralizan y generan traumatismo a niños y no tan niños. Las brujas, los hechiceros, los fantasmas, los monstruos, los diablos que someten a las llamas a las almas que pertencieron a seres vivientes siguen causando miedos y mucho mas si sus poderes y consecuencias son eternos...
La pregunta obligada es su fundamento racional. ¿Cómo es posible que la religion se apoye en un argumento tan infantil asimilable a mi "Hombre de la bolsa" que conoci a los cuatro años de edad? Con todo cariño, entiendo que en ese momento se me haya presentado esa tan elocuente amenaza como una herramienta, poco pedagogica por cierto, pero eficiente al fin, pero hoy no comprendo como es posible que se continue con las "bolsas" y las "llamas eternas" como razon determinante para cumplir.
¿Mandamientos? ¿Es que no debiera ser al reves? ¿No debiera ser el primer Mandamiento No asustar?
Me quedo meditando. Al final de cuentas el Hombre de la bolsa era mas creible...y hoy hasta lo recuerdo con ternura. Fue cuando tenia de cuatro a cinco años y Noemi lo uso como recurso educativo hasta que yo naturalmente me diera cuenta de la fragilidad del argumento, al igual que Papa Noel, los Reyes Magos y mi amigo el Ratoncito Perez. Sin embargo los fuegos, las llamas envolventes, el Infierno y la eternidad continuan hoy, a mi adultez, presentandoseme como la razon para cumplir las normas religiosas y despiertan en mi una indignacion profunda: ¿Es que no se dan cuenta? La bolsa esta rota y se ve su contenido!!! No hay niños conducidos por el Hombre. Solo es el acerrin de la Carpinteria que va cayendo en las baldosas grises de la calle Libertad... Que claro esta todo...y sin embargo muchos no lo ven.
De chico me asustaba la amenaza de "el Hombre de la bolsa". La advertencia pegaba en mi cerebro como una cachetada de revés sobre mi conciencia ingenua: "Si no te portas bien y no comes toda la comida, vendra el Hombre de la bolsa y te llevara". Me lo decía Noemí. Yo paralizaba. Las razones y los interlocutores de este Hombre eran diferentes: "Si sigues haciendo ruido" o "si cruzas el limite para andar en bicicleta" o "si no te portas bien en Misa" o "si rompes un jarrón con la pelota". Joder..., este Hombre estaba en todos lados. Los motivos por los que podía hacerse presente fueron cambiando con los meses entre los que transcurrian mi infancia, pero recuerdo que seguian una linea de razonamiento coherente: si incumplía una norma, que me era impuesta como tal, el Hombre venia. El peligro era inminente. Yo lo tenía clarísimo. Es que una vez lo ví!!!.
Tengo el momento fijo en mi retina. Andaba por mi cuarto aniversario, de camino por la calle Libertad, entre Arenales y Juncal. A mano izquierda, cerca de una Carpinteria. Alli estaba el!. Caminaba inclinado, mirando hacia abajo, con una bolsa marron a sus espaldas que seguramente contenia algo del peso similar al de un niño como yo. Su dimension y el esfuerzo del Hombre lo corroboraba. Hasta la forma era de ese tamaño. No alcance a ver con exactitud pero la bolsa era como de arpillera o de papel madera. Noemi, quien trabajaba en casa, a quien yo adoraba y estaba siempre a mi lado en esos años, me apretaba la mano fuerte volviendo de la plaza Vicente Lopez -donde recuerdo me habia encontrado un juguete-. Ella fue la que lo vió primero y me dijo: "Alli va. Ese es. Miralo! ". Me quedé literalmente helado. Todavía siento el frío que sentí por la espalda. Segundos dónde el mundo que gira no gira, la vida que vives no vive. Se aprieta el botón de "Pausa" y el terror toma el control de tu sentir. La prueba habia sido contundente. Como pude, alcancé a girar la cabeza. Me aferré a la pierna de Noemí y segui caminando mirando las baldosas grises. hasta que llegué a casa. Había visto al Hombre de la bolsa... Joooder tio, que de noche lo seguia viendo...
Esto, que parece un recurso educativo para niños, es absolutamente equivalente al terrorismo religioso tan seductor y exitoso en su campaña de adhesion de fieles seguidores (y digo "terror...ismo" por su origen etimologico...). Cuantos "Hombres de la bolsa" nos han mostrado, descripto y definido la enseñanza de Religion hasta que los hemos "visto" y hecho realidad en nuestra mente (aunque no precisamente por la "calle" Libertad...).
Recuerdo los libros del colegio con la definicion del Infierno. Hasta la imagen, con algo de color, del diablo y las llamas detras todavía quedan elocuentes en la memoria. Es que la eficiencia era obvia. Este era (y es) el "Temor de Dios" del que habla la Biblia y que nos explicaban en el colegio con ironica naturalidad. Nunca lo entendi como una metafora: lisa y llanamente era temor y asi lo percibi. Como no lo iba a ser si la consecuencia a cualquier incumpliento de una norma divina era caer bajo las llamas de una caldera eterna!!!. Cuando veia esas figuras mi imaginacion no solo se detenia en el fuego y los tridentes. En mi cabeza daba vuelta la silueta del "Hombre de la bolsa". La amenaza era similar por el mismo camino del miedo inducido. Recuerdo que era un chico de seis años (ya estaba en primero superior) pero ya siendo tan pequeño, lo deduje. Me di cuenta. Lo comprendi inmediatamente. Quien yo habia visto era el transportista!!! El Hombre de la bolsa llevaba a los niños que se portaban mal a las puertas del infierno. Todo era de una logica categorica. Hasta un chico tan chico como yo (que ya habia crecido desde que habia visto por primera vez al Hombre...) podia cerrar el razonamiento. Estaba claro: no debia cometer ninguna falta voluntaria contra le ley de Dios... El Hombre de la bolsa estaba cerca... Este era el mensaje -nada subliminar por cierto- que me daban en el Colegio y en casa...y yo los habia logrado unir e interpretar en forma conjunta. Eso me hacia sentir bastante orgulloso: lo habia entendido...cualquier falta voluntaria tenia su merecido: a la bolsa y al fuego... Cómo no tener miedo???...
La anecdota encierra una verdad. Las religiones buscan seducir y no existe mejor herramienta de marketing que crear temor y ofrecer la via alternativa que evita el peligro creado. El miedo otorga poder a quien brinda una solucion a nuestra angustia y el grado de autoridad de quien nos brinda esta salida es proporcional al terror que significa su causa. Los "Hombres de la bolsa" de este mundo paralizan y generan traumatismo a niños y no tan niños. Las brujas, los hechiceros, los fantasmas, los monstruos, los diablos que someten a las llamas a las almas que pertencieron a seres vivientes siguen causando miedos y mucho mas si sus poderes y consecuencias son eternos...
La pregunta obligada es su fundamento racional. ¿Cómo es posible que la religion se apoye en un argumento tan infantil asimilable a mi "Hombre de la bolsa" que conoci a los cuatro años de edad? Con todo cariño, entiendo que en ese momento se me haya presentado esa tan elocuente amenaza como una herramienta, poco pedagogica por cierto, pero eficiente al fin, pero hoy no comprendo como es posible que se continue con las "bolsas" y las "llamas eternas" como razon determinante para cumplir.
¿Mandamientos? ¿Es que no debiera ser al reves? ¿No debiera ser el primer Mandamiento No asustar?
Me quedo meditando. Al final de cuentas el Hombre de la bolsa era mas creible...y hoy hasta lo recuerdo con ternura. Fue cuando tenia de cuatro a cinco años y Noemi lo uso como recurso educativo hasta que yo naturalmente me diera cuenta de la fragilidad del argumento, al igual que Papa Noel, los Reyes Magos y mi amigo el Ratoncito Perez. Sin embargo los fuegos, las llamas envolventes, el Infierno y la eternidad continuan hoy, a mi adultez, presentandoseme como la razon para cumplir las normas religiosas y despiertan en mi una indignacion profunda: ¿Es que no se dan cuenta? La bolsa esta rota y se ve su contenido!!! No hay niños conducidos por el Hombre. Solo es el acerrin de la Carpinteria que va cayendo en las baldosas grises de la calle Libertad... Que claro esta todo...y sin embargo muchos no lo ven.
Coincido en mucho con lo que decís del método del "temor infundido" utilizado más que nada por la Iglesia, aunque creo que lo que más exprimen es la culpa (pensamiento crítico). Igual no todo es temor y culpa, o todo negro sin blancos, me parece que la religión tiene sus (porahi muchas) cosas buenas, basandome más que nada en la formación de buenas personas, que eso es lo más importante para mí (aunque de seguro éste no era tu punto y me fui un poco). En fin, gracias por ayudarme a pensar y educAR (mensaje subliminal) mi conciencia, mi punto de vista.
ResponderEliminarBuenas entradas, en especial la de Baruch y Platon!
abrazo de hijo a padre