Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Ese era su nombre completo. Teólogo y Filósofo aleman, nacido en 1770 y fallecido a los 61 años, víctima de una empidemia de cólera en Berlin, en el año 1831. Estudió Teología en un Seminario protestante del interior de Alemania, pero su genialidad y sus inquietudes le hicieron saltar los límites teológicos, y asi llegó al territorio de la Filosofía a quien le cambió el rumbo, precisamente estudiandola y explicándola en "Lecciones de la Filosofía de la Historia". Hegel es de lectura confusa y pesada. Una de sus obras clásicas "La fenomenologìa del espíritu" escrita en 1806 la quizo rehacer en 1830, a los 60 años de edad. No pudo. La muerte repentina se lo impidió...y la dificultad también. Sus amigos y alumnos escribieron obras póstumas. Aun hoy sigue interpretándose su pensamiento que tanto influiría en Kierkegaard, en la pasión y locura de Friedrich Nietzsche, en la crítica de Martin Heidegger, en el pensamiento de Jean-Paul Sartre y tantos más. Solo quiero detenerme hoy en su interpretación de Jesucristo. Ya seguiremos con su pensamiento. Hegel siempre se asoma. Pero pienso que es trascendente entender como un estudioso de la Teología, declarado Luterano, creyente en un dios distinto al que en su momento era venerado, presenta su visión sobre la divinidad de Cristo, y da vuelta la cruz. Hegel entiende que el Ser, el Dios como un Ser especial no existe. Lo que existe es el "dios" como Humanidad. ¿Qué quiere decir con esto? Dios trasciende al individuo. Está en todos, no puede ser un ser. Para Hegel el concepto que tenemos de dios es producto de la combinación de la mente de los hombres, es decir, surge por la inter subjetividad y dios vendría a ser la humanidad, su esencia, la grandeza que nos hace humanos. Alli está dios. Y es a partir de esta teoría como piensa distinto las escrituras. Hegel considera al Nuevo Testamento como el libro que explica las enseñanzas de un hombre sabio y bueno pero que no devino de Dios -como Ser superior-, como alli se explica, sino exactamente al revés: en lugar de hacer divino a un ser humano, Jesucristo humaniza a ese ser al que llamaron Dios!. Lo genial de Hegel es que piensa al revés y razona sus argumentos: "no es un Dios que se hace hombre, es un hombre que se hace Dios, reuniendo una serie de características de un ser humano notable, con cualidades perfectas, divinas, pero siendo siempre un Hombre, un ser humano extra ordinario, pero un ser humano al fin". Al humanizar a Cristo Hegel abre otra perspectiva. Pensemos. Si fue el hombre quien se hizo dios está en el ser humano la posibilidad de repetirlo. La divinidad no es monopolio de nadie. Todos podrían aspirar a ello. No debe esperarse un nuevo Mesías, enviado por el Ser Supremo nuevamente sino que sería factible bajo este punto de vista hegeliano que la decisión está en nosotros: ¿quién es el próximo Jesucristo que como ser humano responsable y en busca de la perfección adquiere la divinidad? Según Hegel todos pueden estar llamados a serlo. Al fin de cuentas era "Inmanentista", es decir sostenía la teoría según la cual lo representado como contenido de la consciencia es la única realidad en oposición a lo que está fuera de ella. Bajo este concepto y al pensar al revés el futuro Mesías puede estar a su lado lector o puede serlo usted mismo. La cruz se invierte. Hegel la vió al revés.
La frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad: “si no la salvo a ella no me salvo yo”. La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación. Tradicionalmente, se ha interpretado que...
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