Tomar una 'decisión' es hacer un 'corte. Magnifica metáfora. "Decidir" es "cortar". Esto significaría que hay algo que merece un corte. He aquí la cuestión. Es que en toda decisión se pone en marcha un proceso de evaluación de las diferentes facetas de un tema a resolver o de un problema que nos aqueja y después de haber estudiado las múltiples opciones y alternativas que se ofrecen arribamos a destino donde nos espera la acción: 'Decidir' es separar, dejar de lado, en fin cortar. Así lo confirma el verbo latino 'decidiere' que significa 'separar cortando', 'cortar', 'restar', 'acabar', 'zanjar'. Dicho verbo se compone del prefijo 'de-' (de-, dis-) que indica separación y del verbo 'caedĕre' que significa 'pegar', 'cortar', 'talar', 'romper'. Esta es la etimología de la palabra "decidir" que siempre sirve de orientación al significado. Lo que realmente llama la atención es que en este caso también ayuda al concepto. ¿Cuantas veces la vida nos presenta decisiones difíciles? ¿Cuantas? Quizás ante este tipo de situaciones el origen de la palabra nos esta ayudando a comprender el fondo del proceso. Veamoslo con mas profundidad. El verbo "caedere" fue en latín un término que nació en el ámbito rural. Fueron los leñadores quienes lo utilizaron al referirse a la poda de árboles, al talar, y también a veces, se lo uso para "matar" ramas molestas de los árboles que impedían su crecimiento y frustraban la altura que este tenia en potencia. Es por ello que su significado integral fue "cortar separando, cortar selectivamente" y supone una acción reflexiva, en que uno elige qué árbol o rama conservar y qué árboles o ramas cortar porque ya no le sirven al desarrollo en cuestión. De este campo pasó de manera figurada ya en latín al sentido moral, en que significa eliminar todas aquellas vías, posibilidades o soluciones ante algo, para tomar únicamente aquella que nos interesa, y en muchos casos, aquella que nos permita crecer. Tanto decidir como elegir suponen "cortar" con la que no se selecciona. Origen y metáfora que nos ayuda a entender no solo el que significa sino el como decidir.
La frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad: “si no la salvo a ella no me salvo yo”. La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación. Tradicionalmente, se ha interpretado que...
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