Nada es lo que parece. Hoy no se termina un año, ni tampoco nace uno nuevo. Esta es solo una estipulación o convención social, una ficción diseñada por alguna mente brillante (o no tanto, porque la historia dice que le pifió en el cálculo) para que vos y yo (y tantos más) ordenemos nuestra vida de acuerdo a parámetros de medición del tiempo. Pero lo que hoy muere y lo que hoy nace no es un número 2018 fijado por una pauta religiosa, histórica y/o política. De lo que se trata es algo distinto. Hoy nace una oportunidad. Y esto significa que nace "un momento o circunstancia adecuada para realizar o conseguir algo". El cambio de cifra nos brinda un espacio nuevo, que no conocemos por la sola razón de pertenecer al futuro, pero que conocemos porque la esencia de los días pasados no se modifican, solo la estipulación abre la puerta a la ficcion y a la nueva ocasión que ella supone. La reflexión, entonces, casi obligada, es qué hacer con ella. Y aquí surgen y fluyen las preguntas profundas: es que debo hacer algo diferente? Que implica en mi persona que nazca hoy una nueva oportunidad, es decir una "circunstancia adecuada para realizar o conseguir algo"? Es esto tan así o es una nueva pauta social? O será que lo es y que yo y vos no lo queremos ver? Será que el miedo no nos permite ver este nuevo capítulo que se abre en nuestras vidas? O será la soberbia que influye para no pensar? Sea cual sea mi conclusión lo que no puedo negar es la convención impuesta a mi alrededor, y alrededor de mis alrededores... La gente festeja, respira un clima de fiesta. Qué es exactamente lo que se festeja y porqué se hace? Hemos ganado algo? O celebramos haber perdido?.... Y porque la fiesta? Pues yo no lo se con certeza. Solo se que no tengo una sola respuesta sino elucubraciones a cada pregunta. Y cada una de ellas me lleva de vuelta al origen de la fecha y a su razón de ser: la oportunidad que se presenta. Es que se abre un espacio para pensar de que va la vida. Es un espacio para pensar en mi gente, en las personas que quiero y que echo de menos. Es un momento para decir justamente eso: te quiero a quien corresponda, sin falsos sentimentalismos y sin tapujos, y para sumar cariños y para restar pesares. Al final de cuentas es hoy una buena oportunidad para cambiar de tiempos y para pensar en lo que ello supone frente al principal de los tiempos: el que marca el reloj de la vida. Y la pregunta final que todos nos hacemos en secreto es: cuánto falta y qué debo hacer en lo que queda de tiempo, en lo que queda de vida? Pues eso supone un año nuevo: una oportunidad disfrazada de número. Por eso no debe decirse "Feliz 2018". Debiera decirse "Feliz oportunidad" y llamar a las cosas por su nombre. Para entender y razonar, y dejar de confundirnos, porque las oportunidades pasan y la vida queda... Es que se los dije al comienzo: nada es lo que parece...
La frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad: “si no la salvo a ella no me salvo yo”. La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación. Tradicionalmente, se ha interpretado que...
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