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Por culpa de Pablo

Ni los Sacerdotes, ni las Monjas pueden casarse bajo los preceptos de la Iglesia Católica. Esta es su ley: aquellas personas que han decidido dedicar su vida a Dios se les prohíbe contraer matrimonio por más que estén profunda y puramente enamorados. La religión que, con la llegada de Jesucristo, revolucionó el mundo predicando el Amor, impide a aquellos que deciden dar su vida por el Catolicismo, que practiquen ese Amor integralmente. Para ellos está prohibido el más natural de los actos generados por Amor a otra persona: el demostrar ese cariño, ese sentimiento, con la fusión de sus cuerpos. Se prohíbe todo acto sexual para quienes sigan plenamente a Dios. Se les impide el sexo. Este queda descartado de su vida. Está absolutamente vedado en todas sus formas. Es absolutamente claro que el fundamento de esta inquebrantable prohibición reside en considerar que las prácticas sexuales, el “hacer el Amor” y el enorme placer que esto genera, es malo para la Iglesia Católica. Lo consideran peligroso, riesgoso, repudiable, y por todos los medios, condenable y evitable. De otro modo no se entiendo porque le prohíben ese placer a los máximos fieles seguidores de su doctrina. Es evidente que identifican que el placer, el goce o el deleite derivado del encuentro sexual es condenable, pecaminoso y hasta asqueroso para estos seres que han resuelto llevar los hábitos de Dios.

Veamos si podemos explicar con mayores argumentos esta conclusión.

1. Por paradójico e incoherente que pueda sonar, la verdad es que los Sacerdotes y Monjas católicos, pese a sus sacrificios por llevar una vida dedicada a Dios, se ven castigados e impedidos de recibir una gracia especial que la misma Iglesia Católica ha establecido: el Sacramento del Matrimonio. Es decir, que lo que la autoridad eclesiástica considera nada menos que una bendición y una gloria “sagrada” (la palabra “Sacra-Mento” deriva de “Sagrado”) y que se ha instituido para coronar el Amor de una pareja, se les niega a una clase de hombres y mujeres por dos razones: por el hecho de tener un hábito y por el hecho que este Sacramento les permitiría tener una vida sexual plena con su pareja.
2. "Prohibido el Sacramento del Matrimonio para los sacerdotes y monjas porque no queremos que tengan sexo". Este el cartel que debiera leerse al entrar en una Parroquia católica. Es que esta es la razón principal porque les está vedado casarse. No se puede arribar a otra conclusión. Aunque la misma no vaya a surgir con esta claridad de los libros de Catecismo lamentablemente esto se debe a la enorme vergüenza de aceptar una realidad tan ridícula como aberrante: para la ética católica las relaciones sexuales aun en el matrimonio son un “mal” necesario, pero un mal al fin.
3. Esta doctrina de la Iglesia no la estableció Cristo sino San Pablo. Bajo la idea general que lo mejor para todo seguidor de Jesucristo era la soltería y la continencia sexual, termina aceptando el matrimonio a regañadientes en famosas frase expuestas en la primera epístola a los Corintios: “…loable cosa para el hombre no tocar a la mujer…la verdad me alegraría que fueseis todos como yo mismo…pero si que digo a las personas no casadas y viudas que así se mantengan, como permanezco yo…más si no tienen el don de continencia…, y os tienta Satanás por vuestra incontinencia,…. cásense, pues más vale casarse que abrazarse…”
4. La Iglesia Protestante no fue tan extremista. A Lutero siempre le impresionó mucho esta primera carta a los Corintios (especialmente la frase "más vale casarse que abrazarse") y permitió a sus fieles sacerdotes y hermanas poder casarse. Lo mismo sucede en la Religión Judía, donde los Rabinos pueden contraer matrimonio. Nada les resta al clérigo Protestante ni al Judío: son tan seguidores de Dios como los católicos, con la diferencia que disfrutan de su pareja, de sus hijos y del sexo, como algo natural y bueno. Simplemente. ¿Porqué entonces lo prohibe la religión Católica? Pues por Pablo, porque a él el sexo le parecia malo y pecaminoso! Y contra esa concepción nunca la Iglesia se animó a contradecir.
5. Por la misma razón se les prohibe a los Divorciados, que viven en una nueva pareja, comulgar. Exactamente por lo mismo: porque la Iglesia presume que tienen relaciones sexuales con esta nueva vida que viven (lo cual, justamente por ser NATURAL es absolutamente lógico que asi sea) y por lo tanto, al no ser este acto -malo en si mismo- dentro del Matrimonio -que es el único territorio donde se le permite, repito, como un mal necesario- se le condena a no recibir a Dios. Su cuerpo parcería que está habitado por Satanás y no es puro para recibir a Dios. ¿Porque? Pues porque para la ética católica tener sexo con alguien a quien estas personas divorciadas aman es pecado. Y la razón de tamaña estupidez está en la misma raíz antes analizada: el sexo es malo y ejercerlo luego del matrimonio, los inhabilita para recibir la Comuniòn... De nuevo: tan ridículo como aberrante. Pensemos que si esa misma persona divorciada, en lugar de haberse divorciado hubiese asesinado a su ex pareja (y por supuesto, se hubiese confesado de su falta) se podrìa volver a casar...y podrìa entonces comulgar perfectamente...pero para el divorciado que vive en pareja no hay confesión que valga... Solo decirlo suena desafinado...

En definitiva, la ética católica parte de un terrible error de concepto que fue esta equivocada consideración de Pablo del acto sexual. Vaya uno a saber porque motivo Pablo llegó a esta conclusión y resolvió condenar el sexo. Sólo lo aceptó como un mal necesario (biológico) pero no como un bien. Su mirada al respecto era de rechazo y repudio. Seguramente por un complejo particular, por alguna confusión psicológica o por una enfermedad mental pero resultado fue que Pablo condenó al sexo y que la Iglesia lo aceptó como verdad revelada: el acto sexual no es bueno y es por eso que no se le permite a los máximos seguidores del Cristo: a los sacerdotes y madres de las Congregaciones Católicas. Ellos no pueden casarse no por el matrimonio en si mismo, sino por su consecuencia, es decir, porque este Sacramento les permite el acto sexual y eso no es aceptado por la Iglesia Católica... y asi lo viene interpretando...hasta nuestros días, habiendo pasado unos años, más de dos mil, nada menos.... Menudo error, menudas consecuencias, por culpa de Pablo.

Comentarios

  1. Estás equivocado, la sexualidad no puede ser reducida a genitalidad. Pablo lo entiende muy bien y dice a los esposos "no os negueis el uno al otro, mas que para dedicaros a la oración" Él debe saber por experiencia propia la lucha contra la sexualidad no ordenada a Dios y prefiere mantenerse como el Señor se mantuvo

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  2. Gracias por el comentario. Es interesante tu punto de vista porque justamente ratifica esta Entrada "Por culpa de Pablo". Es indubitable para los cristiano que Pablo escribió esta Carta a los Corintios donde sentó las bases de entender a la sexualidad como "un mal necesario". Ahora bien, partiendo de esta concepción de Pablo nadie dice (ni pretendiò decirlo esta Entrada) que la sexualidad sea sólo genitalidad. Por el contrario, el deseo sexual y la máxima expresión física de amor, superan la genitalidad pero la contemplan y justamente esto es lo que el pobre Pablo no pudo aceptar, por culpas, por frustraciones o vaya a saber uno porque pero rechazó el acto sexual y esto derivó en que la Iglesia Católica también lo haga, lamentable y equivocadamente a mi entender. Justamente esta postura de Pablo está en lo que citas: "no os negueis el uno al otro más que para dedicaros a la oración". Lo que está diciendo Pablo es que si uno de los esposos quiere orar esto tiene prioridad sobre el deseo del otro. Y hay aqui otro terrible error de alguien que pretende establecer reglas a cumplir sobre lo que no sabe. Por otro lado es también, a mi criterio, equivocado o el razonamiento que la "sexualidad" debe estar "ordenada a Dios". Esto NO es asi. La sexualidad es una experiencia natural, absolutamente humana, entre una pareja que obedece a un sentimiento que, en muchos casos es sublime y profunda y no tiene NADA que ver con ordenarla a Dios. Esto es un error, de nuevo en mi forma de verlo, porque aqui valdría la frase "Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" adaptada a la situaciòn. Para aquellos que creen en Dios, inclusive, la sexualidad de su pareja no està direccionada hacia Dios sino hacia ellos mismos, al amor que sienten, al placer que precisamente ese sentimiento agiganta. De más está decir (y entiendo que el mismo Comentarista lo va a aceptar) que para aquellos que no creen en Dios nada tiene que ver esta afirmaciòn que sostiene "la lucha (que lucha y porque debe haber una lucha???) contra la sexualidad no ordenada a Dios"...
    Por último, se afirma al final del Comentario que Pablo "prefiere mantenerse como el Señor se mantuvo". Convengamos que nada hay en los Evangelios que cuente la historia completa de Cristo. Desde su adolesencia hasta los 30 años, NADA se sabe a ciencia cierta de Jesus con lo cual habiendo sido un hombre, con la plenitud de las características que el ser hombre significa, es muy probable que haya tenido las características sexuales que aplican en un adolescente de 15, 17 o 20 años y los que es más es un hombre jóven antes de llevar adelante su vida pública. Si Cristo lloró, se cansó, comió y durmió, es muy probable que haya sentido en su cuerpo los efectos de la naturaleza sexual del ser humano y por la tanto fue un ser humano sexual ya que fue completo. Es cierto que las escrituras nada dicen sobre alguna relación de pareja pero si dicen e indican convincentemente que su relación con los que practicaban sexo inclusive como profesión fue de comprensión absoluta y de amistad, como el caso de Maria Magdalena, por tanto deduzco que Cristo no pensaba como Pablo y por el contrario aceptaba el sexo como una realidad humana necesaria, conveniente y no como un "mal necesario". Lástima que los que escribieron su vida no lo dejaron claro.

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