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Insociable Sociabilidad

No se han percatado aquellos que atacan a la palabra “egoísmo”, que justamente su virtud principal es ser el motivo, la razón, el origen del interés por lo ajeno, del interés del prójimo. Veamos un fundamento.

Immanuel Kant, acuñó, pocos años antes de la Revolución Francesa, el concepto de “Insociable Sociabilidad”. Kant apuntaba con este término al antagonismo que existe desde que el hombre es hombre a colocar en tensión dos sentimientos enfrentados: por un lado su inclinación a vivir en sociedad, y por el otro su deseo de aislarse, de individualizar su capricho.

Esta situación tiene su origen en el egoísmo y produce una amenaza, un clima de hostilidad, de resistencia. Y ese ese antagonismo el que hace nacer en el ser humano una energía especial que le hace vencer la comodidad, la pereza y que le inyecta ambición, afán de una posición entre sus congéneres de quienes no puede prescindir.

Sostiene Kant que esta “insociable sociabilidad”, hizo que el ser humano desarrolle talentos, maneras de pensar distintas que le hicieron evolucionar hasta llegar, frente a los conflictos que origina esta manera de ser humana, al “consenso social”. Sin esa discordia y resistencia “esos talentos no se hubiesen desarrollado, hubiesen permanecido ocultos” y el hombre hubiere continuado con su “arcaica vida de pastores”, con “hombres bondadosos como ovejas”, como animalitos domésticos sin el fuego de rebelión.

Casi haciendo una apología del “pecado original” que nos sacó de un mundo aburrido y chato, donde la obediencia y la bondad oprimían la energía del ser humano agrega el genial Kant: “Demos gracias a la Naturaleza por la envidiosa vanidad que nos hizo rivalizar” y crecer. Demos gracias al conflicto. “El hombre quería concordia pero la Naturaleza sabia conocía que le conviene a la especie y quizo discordia”.

Esta postura de Kant nos conduce a las fuentes del Derecho, de las normas, de las leyes. “El mayor problema para el ser humano es instaurar una Sociedad Civil, con Gobierno, con una Constitución Justa”. Será el Derecho quien consolide el “consenso social” y gestione el conflicto al colocarle fronteras de actuación. Es el Derecho el que pone límites a la tensión natural entre interés por la sociedad e interés por uno mismo. Egoísmo como origen del Derecho. Reflexión que más adelante confirmaría Kant al analizar con simpatía el acontecimiento histórico que significó la Revolución de 1789 en Francia.

Una postura similar ya había sido esbozada por John Locke en el año 1690 cuando en su “Tratado del Gobierno Civil” explicaba el origen del Estado: el “hombre en sus orígenes, por naturaleza salvaje, debía defender sus posesiones contra los animales que lo atacaban o contra otros hombres que pretendían sacarle lo que era suyo”. Fue allí cuando se percató que esta defensa era mejor si la hacía con otros compañeros que se unieran a él y que empezaran a vivir en comunidad, en una sociedad organizada.

Esta reflexión de Locke fue magistralmente perfeccionada por David Hume en el siglo siguiente (XVIII) alabando el “egoísmo” como piedra angular de la evolución humana. Cuando Hume trata “Del origen de la Justicia y la Propiedad” explica que el "arma secreta" que tuvo el hombre para sobrevivir en el salvajismo fue vivir en sociedad. Se dio cuenta que la unión de las fuerzas le daba poder, la división del trabajo mayores posibilidades para crecer y el auxilio mutuo mayor protección. Esta toma de conciencia de las ventajas de vivir en sociedad se acrecentó cuando el apetito sexual lo condujo a aparearse y luego llegaran sus hijos. Este cúmulo de razones llevan al hombre a darse cuenta que su egoísmo, es decir el amor a si mismo, se verá beneficiado por el interés ajeno. Por proteger mi egoísmo valoro el interés del otro. Tomo conciencia de mis limitaciones. Mi ego me ha conducido a delegar parte de mis facultades en otros.

Asi, bajo este enfoque, se puede ver una nueva perspectiva del egoísmo. No solamente no es anti-social sino, al revés, es la base de la sociedad y del establecimiento de normas que den orden y Justicia al ser humano. Locke, Kant y Hume destacaron de este modo el aspecto positivo del Egoísmo. Hume, con su fino humor y precisión fue aun más lejos al criticar a todos aquellos que sólo señalan los aspectos negativos del término. Les llamó “monstruos de fábulas” por inspirar temor y degenerar el término.

Ya antes que ellos el genial Aristoteles en "Etica a Nicómaco" le dedica un capítulo al "Amor a si mismo", el VIII, dentro del análisis del concepto de "La Amistad". Alli nos dice el estagirita: "Suele dudarse si conviene amarse a si mismo..porque quienes asi lo hacen suelen ser censurados y para con ellos se les aplica el calificativo de egoista como si, en verdad, fuere algo deshonroso. Ahora bien, la constatación de los hechos contradice esta afirmación...Conviene que el bueno sea amigo de si mismo porque de esa manera obrará con nobleza y a los demás hará provecho...".

Insociable sociabilidad: Egoismo desde otra mirada, con sus virtudes...y sus defectos-

Comentarios

  1. Excelente no conocía que estos filosofos pensaran así pero de hecho asi soy y me llaman egoísta jajajaja.

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  2. Es un artículo excelente: "insociable sociabilidad" parece una paradoja, una antítesis o un oxímoron, por utilizar figuras retóricas o recursos estilísticos. Lo cierto es que está muy bien estructurado y es desde el principio al fin una muy coherente realidad.

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