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Amar tu compañía

Soledad no es aislamiento. Quizás equivocados por la proyección de una imagen, de un concepto, muchas personas creen que estar en soledad es no estar acompañado. Y esta es una interpretación errónea del verdadero significado de estar solo. El hacerlo requiere apartarse, pero también requiere la madurez necesaria para saber acompañarse. Los seres humanos que saben estar reunidos consigo mismos no están en soledad, sino que son los que mejor compañía tienen de su persona. Allí está el humanismo. No es lo mismo ser persona que ser humano. Quien comprende la humanidad de su ser, comprende la felicidad que significa sentirse bien al conocerse, al comprenderse, al interpretarse. Es obvio que tiene riesgos. Donde está el peligro puede estar la cura. Pero la mayor ventaja está dada por el crecimiento que supone conocerse y sorprenderse con nuestro ser interior, con nuestra personalidad oculta a la hipocresía rutinaria y, especialmente, con nuestro temor, debilidad y ansiedad a llenar vacíos que no entendemos. Acompañarse a uno mismo es aceptarse, es también divertirse con tu compañía y es darse cuenta que quien no se ama a si mismo, no puede amar enloquecida y apasionadamente a nadie mas. Por eso saber estar sólo es entrenar tu capacidad de amar y amar tu compañía.

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Salvar mi circunstancia para salvarme yo

José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido

¿Para qué sirve Educar?

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No se han percatado aquellos que atacan a la palabra “egoísmo”, que justamente su virtud principal es ser el motivo, la razón, el origen del interés por lo ajeno, del interés del prójimo. Veamos un fundamento. Immanuel Kant, acuñó, pocos años antes de la Revolución Francesa, el concepto de “Insociable Sociabilidad”. Kant apuntaba con este término al antagonismo que existe desde que el hombre es hombre a colocar en tensión dos sentimientos enfrentados: por un lado su inclinación a vivir en sociedad, y por el otro su deseo de aislarse, de individualizar su capricho. Esta situación tiene su origen en el egoísmo y produce una amenaza, un clima de hostilidad, de resistencia. Y ese ese antagonismo el que hace nacer en el ser humano una energía especial que le hace vencer la comodidad, la pereza y que le inyecta ambición, afán de una posición entre sus congéneres de quienes no puede prescindir. Sostiene Kant que esta “insociable sociabilidad”, hizo que el ser humano desarrolle talentos, maner