Soledad no es aislamiento. Quizás equivocados por la proyección de una imagen, de un concepto, muchas personas creen que estar en soledad es no estar acompañado. Y esta es una interpretación errónea del verdadero significado de estar solo. El hacerlo requiere apartarse, pero también requiere la madurez necesaria para saber acompañarse. Los seres humanos que saben estar reunidos consigo mismos no están en soledad, sino que son los que mejor compañía tienen de su persona. Allí está el humanismo. No es lo mismo ser persona que ser humano. Quien comprende la humanidad de su ser, comprende la felicidad que significa sentirse bien al conocerse, al comprenderse, al interpretarse. Es obvio que tiene riesgos. Donde está el peligro puede estar la cura. Pero la mayor ventaja está dada por el crecimiento que supone conocerse y sorprenderse con nuestro ser interior, con nuestra personalidad oculta a la hipocresía rutinaria y, especialmente, con nuestro temor, debilidad y ansiedad a llenar vacíos que no entendemos. Acompañarse a uno mismo es aceptarse, es también divertirse con tu compañía y es darse cuenta que quien no se ama a si mismo, no puede amar enloquecida y apasionadamente a nadie mas. Por eso saber estar sólo es entrenar tu capacidad de amar y amar tu compañía.
La frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad: “si no la salvo a ella no me salvo yo”. La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación. Tradicionalmente, se ha interpretado que...
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