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Pequeñez universal

Pequeñez universal 

Estoy en el aire. Es de noche y vengo cruzando los cielos desde Europa a Latinoamerica. Miro hacia afuera por la ventana del
avión y observo la oscuridad matizada con algún brillo estelar. Y esto me hace pensar y escribir sobre él. Nunca lo entendí pero si admiré. Me refiero al cielo estrellado, al universo, al cosmos, al espacio que miro por las noches y que alguna vez he visto con telescopios poderosos en observatorios estratégicamente ubicados en las montañas de Argentina o Chile. Obviamente se que el universo no es la pequeñísima parte que yo pude o puedo ver. Mi ridículo tamaño frente a su magnitud me ubica en el contexto cósmico en el aun diminuto mundo en que vivimos, nuestro planeta Tierra, pero a pesar de esta humillante diferencia de medidas (y quizás por ello) el tema me apasiona. He leído sobre sobre su conformación, su historia (si es que así podemos llamarle a la disciplina que estudia sus antepasados), sus formas y me he formulado una definición propia que al menos a mi me sirve. No se nada de física, astrofísica ni de astronomía. Solo puedo balbucear porque he leído algo de los geniales Stephen Hawking y de Carl Sagan pero mi  ignorancia y poco capacidad me ha permitido entender poco. Lo que si he    logrado es formularme una idea de magnitudes y tiempos lo cual me permite llegar a algunas audaces conclusiones. Las comparto porque el solo hecho de escribirlas contribuye a mi orden mental al respecto. Para mi el universo es el espacio que abarca todas las cosas. Doy esta definición con la humildad de reconocer su simpleza manifiesta y las dudas que supone. Porqué es un universo solamente? Es decir porque los seres humanos creemos que todo lo que da vuelta arriba nuestro (muy arriba) hay que unificarlo? Hace un tiempo vengo leyendo sobre la existencia de “multi-versos” e inclusive hace pocos días atrás llevé por primera vez a mi nieto Atticus al cine y de algún modo el contribuyó a enseñarme a través de sus dibujos animados que ellos ya conviven con realidades en múltiples-versos y dimensiones (Spider-Man en diversas formas, colores y géneros me dio una lección universal!). Ahora bien, esta sencilla definición de mi limitado conocimiento, “el espacio que abarca todas las cosas”, tampoco resulta tan simple. Qué quiere decir que abarca? Pues que todo entra en esta “bolsa”, en este Espacio celestial (como alguna vez escuché en el colegio) donde están las galaxias, las estrellas, los planetas, los satélites y demás yerbas... Cité lo del colegio porque cuando escuché este tema allá en la década del 70 me pregunté: si el universo reúne todo lo que hay, esto que quiere decir? Que se acaba en lo que hay y no entra nada más o que hay algo más de espacio para mirar lo anterior con alguna perspectiva?  En fin, me surgieron muchas preguntas y esto quizás tuvo que ver porque yo viví de una manera especial el primer alunizaje. Mi padre en el año 1968 me había llevado a la Florida y, absolutamente intrépido como era él, me llevó al famoso Cabo Kennedy de donde partían las naves espaciales, contemporáneamente a la epopeya del Apolo 11. Eso hizo que mirara y leyera todo lo que pude a esa edad sobre lo que significaba viajar por el espacio. Recuerdo que miraba el cielo por la noche absorto porque había tomado conciencia que habíamos salido de nuestro hormiguero! (muchos años después la magnífica película Ants de Disney refleja una escena similar cuando la protagonista sale a espiar fuera del hormiguero y queda atrapada en la muesca de una zapatilla de un señor que hace jogging por Central Park). Esa curiosidad no me dejaba dormir ya que empecé a pensar en dos temas que no le encontraba respuesta: el primero era sobre el tiempo que había llevado que todo eso existiera (cuantos años hacía que estaba todo eso allá arriba?) y el segundo fue sobre el origen (cómo había surgido todo eso?) Respecto a este último tema mis maestros católicos me habían explicado que Dios lo había hecho todo ...pero mi duda era justamente que significaba “todo”.  Bastantes años después me permití cuestionarme este enseñanza (entre otros varios temas, aunque confieso que el tema del dios creador de todo y absolutamente todo fue de los que más me hicieron dudar).  Y así fue como tomé conciencia que esta respuesta no “cerraba” literalmente. Si me decían que el universo no era eterno sino que un ser superior (dios) lo había creado, mi segunda pregunta fue quien creó a ese ser superior. Y la respuesta que me dieron me hizo dar cuenta que podría aplicar al universo: “existió siempre, es eterno, no fue creado”. No debo ni quiero entrar en el juego de la limitada capacidad de comprensión del ser humano que quiere explicar que hubo un comienzo con un ser que no tuvo comienzo. Esto me parece algo infantil ya que explica la creación del universo con la cabeza de un ser humano que necesita que alguien lo haya creado. De otro modo el humano común no lo entiende y por tanto no se permite intentar una explicación. Que implica esto? Pues que el hombre debe dar una respuesta recurriendo a un truco de Magia: el universo fue creado por un ser superior al hombre que se creó asimismo (cuando???).  La Magia todo lo puede. Por algo es Magia. Pero mi obstinación pretendía y quería comprender el truco que todo acto de Magia supone.  Pues bien, nunca lo conseguí. No había truco, era solo una manifestación que apelaba a la Fe para ser creída. Fe en el Mago que todo lo puede. Pues no me convenció. Y reconozco que tampoco me tranquilizó la otra explicación del Big Ban que explicaba que el universo nació, surgió, se originó  luego de una enorme explosión. Pero cómo? Acá el truco se ve y se entiende a las claras: si algo explotó es porque existía. Esto es muy burdo. El Big Ban puede haber sido un momento importantísimo e “histórico” para la expansión del universo o de los multiversos pero no su origen porque ya algo había que hizo que todo se estremeciera en el espacio universal... 

En fin, cualquier análisis que pretenda hacer sobre estas cosas me lleva a un par de conclusiones que, repito, son de una ignorancia supina de los aspectos científicos propiamente dichos, pero que me ayuda al aplicar sentido común. Las quiero compartir. Esto me da algo de certeza que es el objetivo central de esta reflexión espacial: 
1ro) en Argentina decimos que hay mucho “verso” cuando se habla de algo sin saber. Pues en cuestiones del uni-verso me da la impresión que hay “multi-versos”,  pero aplicando el significado argento: mucho verso, no se sabe bien de lo que se habla, se especula con bases mucho más ciertas que las que yo puedo comprender pero aceptando que sólo se conoce muy poco de un porcentaje pequeñísimo del universo (el 5%?) y con estimaciones de una dimensión absolutamente incomprensible en cuanto al tamaño y a los años de antigüedad de alguno de sus componentes. Con esto no quiero decir que los astrónomos no sean absolutamente geniales y admirables. Lo son y sin su trabajo la humanidad no sería humanidad. Sus análisis sobre nuestra estrella madre, el sol, sobre el sistema planetario, sobre la luna, los asteroides, la atmósfera y especialmente sus advertencias sobre los riesgos de no cuidar nuestro planeta han sido esenciales para protegernos como civilización (y más debemos escucharlos sino queremos que el cambio climático por exceso de CO2 nos convierta en un infierno como nuestro planeta más cercano, Venus). Pero la verdad es que una de las razones porque considero admirable a los astrónomos y físicos es porque reconocen y comprenden que no pueden opinar mucho sobre el universo porque, recordando a Sócrates, “saben que no saben”... 
2da) La ultima conclusión a la que llegó por la información que he leído es que no existimos. Qué quiero decir? En el universo o en los multi-versos, nuestro lugar, es decir el planeta Tierra -que es el único que tenemos hoy para vivir-, tan redondo y celeste como lo vemos, no es un lugar, no ocupamos un espacio propiamente dicho. Así como nosotros no le reconocemos un lugar a un átomo, ni tampoco se lo reconocemos a un pequeñísimo granito de arena que esté solito su alma, la Tierra es igual. Equivale a un átomo de un átomo de un átomo en el universo. Es solo un puntito invisible, lo que supone que  nuestro planeta es billones de veces más pequeño que un átomo  en relación al espacio sideral y podría equipararse (solo para tener una muy vaga idea de lo que es nuestro mundo respecto al universo) con lo que significa la dimensión de un granito de arena respecto a toda la magnitud del planeta en que vivimos. Vale la pena, llegando a este final de la reflexión, ver el Vídeo en YouTube con el texto de Carl Sagan que tituló “Ese punto azul pálido”. Allí Sagan muestra una foto espeluznante tomada por la nave VOYAGER  a “solo” 6000 millones de kilómetros de la Tierra (en los kilómetros que puede tener el universo esta distancia es absolutamente mínima, equiparable a un milímetro...). En esa foto se logra visualizar, solo por la ayuda de expertos, un puntito de luz que se desprende de nuestro planeta Tierra. Sagan dice, refiriéndose a esta pequeñísima dimensión que tiene nuestro mundo, que ver y comprender su tamaño en perspectiva es “quizás la mayor demostración de la arrogancia humana”. 
Allí quería llegar. No sabemos y somos muy pero muy pequeños. Reconocer nuestra pequeñez universal podría ser el punto de partida de menos conflictos y más humildad. 

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