Ir al contenido principal

La persistencia de la memoria

Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí, nació en 1904 en la ciudad catalana de Fegueras, en España, donde hoy se puede acceder a su magnífico museo-teatro, obra a la que dedicó el amor y el talento de su vida y que sacude e ilusiona al que lo visita con la presencia viva de un genio (que parecería que aun hoy se divierte con las consecuencias de su obra). Vivió 84 años, entre 1904 y 1989, en un siglo XX que le infringió el terror y la desesperación con sus dos guerras mundiales y la guerra civil en su propio país, que le convirtió en ciudadano del mundo por su talento y su técnica llevándolo de Nueva York a Paris donde su arte revolucionó a la pintura, al pensamiento, a las ideologías, a la expresión e inclusive a la sociedad con la que trató, a la religión y a sus amores familiares. Hay tres hechos puntuales, en este último sentido, que influyen en la lógica superación del realismo, en el automatismo de su pensamiento y de su inconsciente hecho realidad en su obra (esto es ser "surrealista" como Bretón), que expresaron las obras de Dali: 1) de niño sus padres le explicaron, llevándolo especialmente al cementerio, que él era la encarnación de su hermano mayor Salvador que había fallecido unos años antes, información que aceptó sin mucha discusión y hasta con hidalguía de ser el "Salvador" de la situación que habían vivido sus padres y hermanos; 2) ya de adulto, tras el fallecimiento de su madre, su padre lo echó violentamente de su entorno y lo desheredó por su arte inmoral, criticándole y castigándolo por su círculo artístitico y sus expresiones; y 3) su relación con Gala, su musa inspiradora, diez años más grande que él, con quien desarrolló un amor superador que tras años de convivencia le llevo a un matrimonio civil, que diez años más tarde se convirtió en religioso (y que la vida lo convertiría en idílico). Dalí fue un artista extra ordinario, fuera de serie, prolífico, profundo en la locura como en la cordura, que se destacó en la pintura y discutió la corona del "Surrealismo" al movimiento francés y europeo que le despidió (cuando fue despedido del movimiento respondió con la ironía de un megalómonamo: "Yo soy el Surrealismo"). Pero que no se detuvo en una disciplina. Fue fotógrafo distinto, novelista innovador, diseñador de joyas, cineasta con visión de futuro (trabajo con Buñuel y Wal Disney), escultor disruptivo, hizo de la holografía recién nacida un arte en sus obras pictóricas, trabajó en la moda creando conceptos no reales que muchos adoptaron e influyó en una filosofía diferente repensando el concepto del tiempo, con sus relojes derretidos "como el gruyere y los insectos devorándose los segundos". Dalí rompió el molde de un artista, como Borges hizo trizas el de escritor. Salvador Dalí salvó una generación abatida tras el sufrimiento inculcado por los nazis y los muertos de Hiroshima. Le dió al siglo XX un una mirada diferente, descendiendo a los pensamientos más irrazonables para dar justamente razón, fuerza, color y, esencialmente, vida a su obra. Salvador Dalí continúa presente en sus pinturas, en su obra plástica, en el Teatro de Fegueras que es el museo de su vida, donde sólo cruzar su puerta, se lo ve en su "escenario", sonriendo al visitante con su bigote a lo Velazquez, y dónde hasta se puede sentir su mano cariñosa en el hombro del espectador absorto que intenta descifrar la trama y se maravilla con un significado distinto dependiendo la distancia desde donde se mira y la dimensión de su apertura mental. Todo esto lo hizo Dalí, el autor de "La persistencia de la memoria", nombre de su ópera prima, título magnífico para la obra teatral que fue su vida que hace que quienes lo conozcan y visiten lo sigan registrando en su recuerdo, precisamente, con esa persistencia de la memoria.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Salvar mi circunstancia para salvarme yo

José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido

¿Para qué sirve Educar?

" Educar. (Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad ." Estas son las dos primeras definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra "educar". Mucho se ha escrito sobre el sginificado del término. A mi criterio la educación es esencialmente un proceso de mejora de vida . Educar supone creer especialmente en tres verdades: 1) en el perfeccionamiento de aquel a quien se educa; 2) en su capacidad y deseo de aprender; y 3) en que la transferencia de conocimientos de quien enseña no es tal si no va acompañada por la elaboración propia de una reflexión de quien los recibe. Educar no es colmar un depósito de tecnicismos, conceptos y sapiencias ajenas sino que la verdadera educación, -y me refiero especialmente a la educación del menor pero apli

Insociable Sociabilidad

No se han percatado aquellos que atacan a la palabra “egoísmo”, que justamente su virtud principal es ser el motivo, la razón, el origen del interés por lo ajeno, del interés del prójimo. Veamos un fundamento. Immanuel Kant, acuñó, pocos años antes de la Revolución Francesa, el concepto de “Insociable Sociabilidad”. Kant apuntaba con este término al antagonismo que existe desde que el hombre es hombre a colocar en tensión dos sentimientos enfrentados: por un lado su inclinación a vivir en sociedad, y por el otro su deseo de aislarse, de individualizar su capricho. Esta situación tiene su origen en el egoísmo y produce una amenaza, un clima de hostilidad, de resistencia. Y ese ese antagonismo el que hace nacer en el ser humano una energía especial que le hace vencer la comodidad, la pereza y que le inyecta ambición, afán de una posición entre sus congéneres de quienes no puede prescindir. Sostiene Kant que esta “insociable sociabilidad”, hizo que el ser humano desarrolle talentos, maner