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Amistad: Segundo piso

Sigamos subiendo. En la Entrada anterior describimos una imaginaria pirámide de la amistad. Describimos a quienes virtualmente se encuentran en Planta Baja o al que hemos denominado piso 0: aquellos con quienes mantenmos un afecto personal compartido.

Describimos también lo que se requiere para ingresar en el piso siguiente, en la planta primera de la amistad, la de los "amigos generales". Analizamos sus elementos, definimos los requisitos: tenemos alli a amigos con quienes además de sentir un afecto personal mutuo, nos gusta compartir nuestras actividades. Es con ellos con quienes la compañía se disfruta. La buscamos. Son compañeros de trayecto, de un camino llamado vida, donde compartir con ellos la existencia tiene el valor agregado de hacernos felices. Con ellos nos sentimos bien. Compartimos los días, nuestras experiencias, las suyas. Disfrutamos el encontrarnos, el practicar un deporte, una comida, un cafe. La vida es mejor al segmentarla en común. Pero, y sin perjuicio del enorme afecto que acumulamos en este piso de la pirámide, también aqui hay matices para analizar y profundizar. Veamoslo por separado.

Esta es una planta donde si bien los que la habitan son menos que los de Planta Baja, siguen siendo muchos. Y no todos muestran el mismo deseo de amistad. Este piso tiene historia. Son todos seres humanos por quienes sentimos mucho cariño o lo sentimos en un momento de nuestra vida. Eso queda registrado en el alma. Son amigos. Y eso da crédito al sentimiento pero el mismo no es indefinido. Se desgasta, se golpea, se derrite. La amistad conjuga el verbo sentir en primera persona del singular y del plural, y necesita cuidados. Y justamente son esos cuidados los que le proporciona vigor. Son su combustible, su motor. La amistad es una preocupación activa mutua por lo que le sucede al otro. Es una bicicleta de a dos, donde ambos deben pedalear. Es factible que haya momentos en que solo pedalea uno, pero asi de factible es que quien lo hace solo se canse. La esencia y el secreto del avanzar por el paseo de la amistad es el esfuerzo conjunto que se convierte en placer. Cuando esto falta, la amistad se cae. Alli no hay respuesta a las necesidades del otro. Solo hay un dejarse llevar y eso no es respeto. Alli no hay sinceridad.

Por ello el segundo piso de la Amistad necesita cuidado, respeto y avance en el conocer. Y respeto como lo indica la etimología del término: respicere: mirar, el ver al otro tal cual es no tal cual queremos que sea.

A los Amigos de esta Planta no se los busca cambiar sino que solamente se los ad-mira, para que crezcan como son. Y el respeto no significa silencio. Con estos amigos se disiente, se discute, se piensa distinto, pero la amistad es hija de la libertad. Con el Amigo se aprende, se crece en conocimiento. Eso es avanzar. Precisamente allí se llega a la intimidad. Al conocerlo de veras. Los Amigos de este piso son Amigos Íntimos, con quienes compartimos la vida hasta en nuestros secretos, nuestras incertidumbres, nuestros pesares, nuestros errores. Y se disfruta más el compartir. Se nos hace una sonrisa a la boca de sólo pensar que nos juntaremos. Disfrutamos por anticipado. Proyectamos la diversión.

El Amigo Íntimo nos conoce bien y pese y por ello nos quiere. Conoce con igual intensidad nuestros errores como nuestras virtudes.

En la amistad íntima reina la confianza y es deber elemental la nobleza de compartir una confidencia. Llegar a lo privado es un acelerador del vértigo de esta carrera llamada privacidad, intimidad, amistad profunda que marca a fuego la lealtad de un amigo y le permite el ingreso a esta planta privilegiada donde sólo la respira un pequeño grupo de personas. Aqui residen quienes te cuidan, quienes te respetan y quienes te conocen. Y cada uno de ellos tiene un conducto especial y único para comunicarse contigo. Y lo utiliza, lo activa, lo acciona. Y aqui estás vos también, cuidando, respetando y conociendo aun más a tu amigo. Porqe la amistad es camino de ida y vuelta. Porque es precisamente alli, al zambullirnos en el otro cuando recibimos la bendición de conocermos mejor a nosotros mismos. Alli se siente realizada la amistad íntima y se conecta con el amor propio. El vínculo, el ligamento de la amistad une. Y es en esa unión donde uno se comprende mejor y avanza en el conocerse. Y eso hace bien. Nos hace sentir felices. La felicidad se palpa. Alli esta la intimidad. Alli está el Amigo Íntimo. Es el segundo piso y el espacio es pequeño: no entra mucho gente.

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