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Moral para la ética

Confundimos los términos. Decimos, con liviandad, y con algo de prisa,: "Fulano no tiene ética”, “Zutano no es moral”, “Mengano es un amoral, su conducta no es ética”. Presuponemos que tener ética o moral es algo bueno, elogioso, digno de admiración, cuando en realidad no es ese el significado de ambos términos. Tener ética o tener moral no implica un juicio de valor, solo refiere que alguien posee la facultad de gobernarse por si mismo. Según dice Nicola Abbagnano en su excelente Diccionario de Filosofía, “Ética es la ciencia de la conducta”. Y es la Moral la que decide estas conductas. Es que ambas palabras se complementan. Ética, ahora según el diccionario de la Real Academia Española, es aquello que es “conforme a la moral” y Moral, según igual fuente, es la “ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”. Tener ética o tener moral entonces no es otra cosa que tener una manera de pensar sobre el bien y sobre el mal y no implica que alguien sea ni bueno ni malo. Puede que sus conductas las juzguemos por su malicia o bondad según nuestro punto de vista, pero no a su moral o a su ética. Aquel conjunto de disposiciones que hacen que un ser humano decida de una forma o de otra, constituyen sus bases de conducta. Esto es la Moral que le da sustento a la Ética. La Moral es la materia prima de una fábrica, de una empresa, donde se fabrican decisiones. Se producen en cantidad industrial a través del tiempo de vida. Se hacen bajo un proceso propio, donde un "software" único construye, realiza y da vida a una decisión que se materializa en una conducta. La moral de cada persona que da vida a la ética se asemeja a un edificio especial, irrepetible, singular. Puede que sea un edificio alto, bajo, de una planta o de mil, con ventanas o sin luz, con puertas o sin ellas, de madera o de cemento, con o sin baños, con techo o a cielo abierto para mirar las estrellas o sentir el calorcito del sol en primavera. Es su casa, es su estilo. Puede gustarme más o menos, pero debo reconocer que el es dueño y señor de su propiedad, de su "sistema", de su mecanismo, de su proceso y de sus productos. El es titular de su gusto y con ello decora su vivienda. En definitiva el es el titular de su moral y con ello le da contenido a su ética. Sin bondad y sin malicia que, en todo caso, califican a sus decisiones. Pero esas son sus conductas. Es su vida.

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