Mil quinientos millones de alumnos en el mundo se quedaran sin clases presenciales por el Coronavirus. Los distintos países buscaron educar a los estudiantes sin la presencia física de ellos en el aula. Esto se llama educación a distancia. Su origen fue la formación por correspondencia, proceso que evolucionó drásticamente con los medios de comunicación y explotó de la mano de internet. El acceso a este tipo de educación tiene una autopista que se llama conectividad. Ella es el puente a las pantallas de las computadoras y de los teléfonos celulares. ¿Por qué esta introducción? Porque hoy en día quien no tiene acceso a este tipo de tecnología y comunicación queda relegado, aislado de la sociedad. Y ese aislamiento comunicacional, en época de pandemia, supuso, en gran medida y en diferentes latitudes, la imposibilidad de recibir educación de sus maestros. ¿Qué sucedió en Argentina? El Ministerio de Educación de la Nación presentó días atrás la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica (realizado en estos meses entre 5 mil directivos y 25 mil docentes) e informó que solo el 46% de los hogares cuenta con acceso fijo de buena calidad en la señal a Internet y que el 53% de los hogares no cuenta con una computadora para uso educativo. El problema se agrava al reportar la situación de los docentes: casi el 80% tiene problemas de conectividad y el 66% problemas de equipamiento. Hay más problemas: brecha digital, desconocimiento y mal uso de la tecnología, falta de estrategia. ¿Qué significa todo esto? Que la educación a distancia que nos trajo el COVID-19 en gran medida se convirtió en distancia con la educación. No estábamos preparados, los planes de distribución de computadoras, capacitación y conectividad no fueron política de estado y los resultados están a la vista. ¿Por qué no aprovechar la crisis y utilizar la educación a distancia, con información rigurosa detrás, como una herramienta de cambio para ayudar a los docentes y estudiantes para, por ejemplo, completar la jornada extendida que no se cumple, mejorar las trayectorias y cambiar el secundario? Nuestra Ley de Educación (art. 108) en el año 2006 respondió esta pregunta: “El Estado Nacional y las jurisdicciones, en el marco del Consejo Federal de Educación, diseñarán estrategias de educación a distancia orientadas a favorecer su desarrollo con los máximos niveles de calidad y pertinencia”. Es hora de hacerlo.
" Educar. (Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad ." Estas son las dos primeras definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra "educar". Mucho se ha escrito sobre el sginificado del término. A mi criterio la educación es esencialmente un proceso de mejora de vida . Educar supone creer especialmente en tres verdades: 1) en el perfeccionamiento de aquel a quien se educa; 2) en su capacidad y deseo de aprender; y 3) en que la transferencia de conocimientos de quien enseña no es tal si no va acompañada por la elaboración propia de una reflexión de quien los recibe. Educar no es colmar un depósito de tecnicismos, conceptos y sapiencias ajenas sino que la verdadera educación, -y me refiero especialmente a la educación del menor pero apli
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