Ir al contenido principal

Elogio al egoísmo

El fracaso de la cultura moderna   está en .. el hecho de que la gente no se ocupa suficientemente del interés de su verdadero yo; no está en el hecho de ser demasiado egoísta, sino en el de no amarse a sí mismos. ERICK FROMM, Ética y Psicoanálisis.


Quiero centrar el análisis en la interpretación de egoismo como defecto. “¡Sos un Egoísta!” es una frase o declaración que , en la generalidad de los casos, suena como insulto, como falta grave de la persona a quien se le dirige este calificativo, como una acusación a su conducta. Sin embargo, y sin dejar de reconocer los excesos que supone (a los que también me referire), quiero presentar en esta reflexión y frente a esta línea de pensamiento, argumentos diferentes para sostener una postura contraria que mostrará su cara oculta: la grandeza de saber ser egoista y la nobleza de lo que implica serlo con propiedad. Pretendo demostrar que ser egoísta no solo no es malo, sino que es necesario y conveniente para los seres humanos que justamente se precien de humanos. Asumiré la defensa del concepto. De algún modo quiero abogar por el "egoísmo" para salvar su buen nombre y honor que ha sido mancillado por los que no profundizan su valor y su razón de ser. Veamos porqué. ¿Qué dice el diccionario?: “Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás” (Real Academia Española, 23ª edición). Vamos por partes. Quienes así califican al “Egoísmo” parten de la base de un concepto central: el amor, al que definen en relación al otro. El mismo Diccionario RAE dice en sus dos primeras acepciones que el amor es un: "1. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear". Lo llamativo es que esta definición de amor olvida que para amar a otro hay primero que amarse a uno mismo. Sobre esto volveremos más adelante pero quiero analizar ahora la paradoja que la generalidad de las personas interpretan el concepto del amor hacia un tercero como algo bueno (y muchas veces muy bueno) y que el amor hacia uno mismo sea mal visto y el solo hecho de considerarlo y de definirlo (ver la definición del Diccionario) parte de la base de su desmesura y exceso sin considerar el verdadero amor propio con las bondades que se le atribuyen al amor al otro. Veamos si lo puedo explicar mejor. 

 El amar a otro ser humano se entiendo como algo bueno, es decir, digno de admiración, de respeto, de alegría, pero el amor a uno mismo de base se califica como riesgoso por lo inmoderado. ¿Por qué? Si sentimos admiración al comprobar que alguien siente amor por un tercero, no veo porque ese sentimiento de simpatía por el amor en si, como un sentimiento, como expresión normal de una pasión, de una emoción particular y de una decisión personal, se trunque cuando evaluamos el amor propio. Por el contrario, bienvenido ese sentimiento que da sentido a la vida, que conduce a las personas a ocuparse de si mismas. Es sinónimo de buena salud, de una personalidad que se siente segura y contenta con aquello que la identifica como ser humano independiente, distinto a los demás, único. Es el concepto de subjetividad que nos acompañará toda la vida. Los objetos serán objetivos, los sujetos somos subjetivos más alla de la lógica conveniencia a lograr objetividad en nuestros análisis.  Tan importante es comprender la relevancia del egoísmo que una religión lo expresa en la base de su doctrina (aunque muchas veces me da la sensación que los que la profesan no lo han entendido bien): “Amar al prójimo COMO A UNO MISMO”, que es algo asi como decir: "Amate a ti mismo como amas al prójimo". Mi primer reflexión, entonces, comienza por establecer un punto de partida común, que nos sirva como postulado inicial: el amor sigue siendo amor, se refiera a otro ser humano o se refiera al propio y no puede partirse de la base que cuando se refiere al amor individual es excesivo e inmoderado. No. Se trata de un mismo concepto amor, para uno u otro lado. Primer punto. 

Veamos ahora las otras dos críticas que algunos hacen para sostener que el “egoísmo” es el gran defecto del hombre. Argumentan, como vimos,: 1º) que es una amor “Inmoderado y excesivo”; 2º) que “no atiende el interés de los demás”. Analicemos ahora estas dos características. En primer lugar que alguien tenga una desmesurada preocupación e interés por su propia vida es muestra de una aguda inteligencia y de una auto-estima valiosa. Ese hombre o esa mujer saben vivir. Es que no hay límites para el amor verdadero. Amar en forma inmoderada transforma el verbo. No estaríamos hablando de “Amor” sea este para otra persona o para con uno mismo. Que alguien ame con suma profundidad no tiene nada de malo si se da dentro de los parámetros del ejercicio sano del concepto. Por el contrario, tanto en el ejercicio del verbo amar hacia un tercero como en el ejercicio hacia uno mismo, amar es extraordinario. El amor tiene la  dimensión con que cada uno lo ejerce. El amor ecuentra su equilibrio en la felicidad que supone la pasión y el sentimiento, no en un medidor de magnitud. No se prenden luces de alarma ni se mueven agujas como en el auto que indica que la temperatura del motor se excedió. Se ama como se debe amar, queriendo lo mejor para uno o para aquel que amamos. No es mensurable por grados. Es cierto que se pueden cometer errores transformando un sentimiento sano en enfermizo y posesivo, pero convengamos que justamente eso ya no es amor, es una deformación que no corresponde a su esencia. “Amor excesivo e inmoderado” distorsiona el significado de “amor”, quita su esencia. Es como decir “Triángulo cuadrado y redondo”. Los adjetivos reflejan la metamorfosis. En nuestro caso, el egoísmo dejó de ser amor para convertirse en obsesión por mis propios intereses. Y eso es olvidarse de uno mismo que es algo bien distinto. Es alcanzar la angustia de la "separatividad" como bien explica Erick Fromm. 

Veamos ahora el segundo aspecto: se ataca al egoísmo porque no atiende “el interés de los demás”. Y es aquí dónde veo el principal error y la causa de la mala prensa de mi "defendido": no se han percatado aquellos que atacan a la palabra “egoísmo”, que justamente su virtud principal es ser el motivo, la razón, el origen del interés por lo ajeno, del interés del prójimo. Veamos como lo fundamento. Immanuel Kant, acuñó, pocos años antes de la Revolución Francesa, el concepto de “Insociable Sociabilidad” basándose en el buen egoísmo. Kant apuntaba con este término al antagonismo que existe desde que el hombre es hombre a colocar en tensión dos sentimientos enfrentados: por un lado su inclinación a vivir en sociedad, y por el otro su deseo de aislarse, de individualizar su vida basado en su ego. Esta situación tiene su origen en el egoísmo y produce una amenaza, un clima de hostilidad, de resistencia. Y ese ese antagonismo orginiado en el amor propio. el que hace nacer en el ser humano una energía especial que le permite vencer la comodidad, la pereza y que le inyecta ambición, afán de una posición entre sus congéneres de quienes no puede prescindir. Nace aqui el origen del beneficio de amar al prójimo sobre la plataforma del amor individual. Sostiene Kant que esta “insociable sociabilidad”, hizo que el ser humano desarrolle talentos y maneras de pensar distintas que le hicieron evolucionar hasta llegar al “consenso social”. Sin esa discordia y busqueda de equilibrio entre amor propio y amor al otro  “esos talentos no se hubiesen desarrollado, hubiesen permanecido ocultos” y el hombre hubiere continuado con su “arcaica vida de pastores”, con “hombres bondadosos como ovejas”, como animalitos domésticos sin el fuego de encontrar al otro para desarrollarse y protegerse. Lo que viene a sostener Kant es que fue el amor a uno mismo el que condujo al ser humano a la evolución. Fue su amor propio el origen de la sociabilidad. Una postura similar ya había sido esbozada por John Locke en el año 1690 cuando en su “Tratado del Gobierno Civil” explicaba el origen del Estado: el “hombre en sus orígenes, por naturaleza salvaje, debía defender sus posesiones contra los animales que lo atacaban o contra otros hombres que pretendían sacarle lo que era suyo”. Fue allí cuando se percató que esta defensa era mejor si la hacía no en soledad sino con otros compañeros que se unieran a él y que empezaran a vivir en comunidad, en una sociedad organizada. Esta reflexión de Locke fue magistralmente perfeccionada por David Hume en el siglo siguiente (XVIII) alabando el “egoísmo” como piedra angular  y plataforma de la evolución humana. Cuando Hume trata “Del origen de la Justicia y la Propiedad” explica que el "arma secreta" que tuvo el hombre para sobrevivir en el salvajismo fue vivir en sociedad. Se dio cuenta, como explicaban Locke y Kant,  que la unión de las fuerzas le daba poder, la división del trabajo mayores posibilidades para crecer y el auxilio mutuo mayor protección. Esta toma de conciencia de las ventajas de vivir en sociedad se acrecentó cuando el apetito sexual lo condujo a aparearse y luego llegaran sus hijos. La familia contribuía a sostener el amor propio. Este cúmulo de razones llevan al ser humano a darse cuenta que su egoísmo, es decir el amor a si mismo, se verá beneficiado por el interés ajeno. Por proteger mi egoísmo valoro el interés del otro. Tomo conciencia de mis limitaciones. Mi ego me ha conducido a delegar parte de mis facultades en otros. Bajo este enfoque nos damos cuenta que el egoísmo no solamente no es anti-social ni malo para el hombre sino, al revés, es la base de la sociedad y del establecimiento de normas que den orden y Justicia. Locke, Kant y Hume destacaron de este modo el aspecto positivo del Egoísmo. Hume, con su fino humor y precisión fue aun más lejos al criticar a todos aquellos que sólo señalan los aspectos negativos del término. Les llamó “monstruos de fábulas” por inspirar temor y degenerar el término. Aristoteles en "Etica a Nicómaco" le dedica un capítulo al "Amor a si mismo", el VIII, dentro del análisis del concepto de "La Amistad". Alli nos dice: "Suele dudarse si conviene amarse a si mismo..porque quienes asi lo hacen suelen ser censurados y para con ellos se les aplica el calificativo de egoista como si, en verdad, fuere algo deshonroso. Ahora bien, la constatación de los hechos contradice esta afirmación...conviene que el bueno sea amigo de si mismo porque de esa manera obrará con nobleza y a los demás hará provecho...". 

Sigamos esta línea aristotélica. Hagamos prensa y marketing por el “buen egoísmo”. Oscar Wilde tenía razón: "Amarse a uno mismo es el inicio de un romance que dura toda la vida". Que ese romance no muera ni se divorcie. El separarse de uno mismo es soledad. El amor propio es compañía y cimiento de una vida mejor. Por eso el elogio.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Para qué sirve Educar?

" Educar. (Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad ." Estas son las dos primeras definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra "educar". Mucho se ha escrito sobre el sginificado del término. A mi criterio la educación es esencialmente un proceso de mejora de vida . Educar supone creer especialmente en tres verdades: 1) en el perfeccionamiento de aquel a quien se educa; 2) en su capacidad y deseo de aprender; y 3) en que la transferencia de conocimientos de quien enseña no es tal si no va acompañada por la elaboración propia de una reflexión de quien los recibe. Educar no es colmar un depósito de tecnicismos, conceptos y sapiencias ajenas sino que la verdadera educación, -y me refiero especialmente a la educación del menor pero apli

Salvar mi circunstancia para salvarme yo

José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido

Tiempo y vida

No quiero acudir a una definición de diccionario.  Quiero definirlo yo. Estoy absolutamente seguro que vos que lees estas líneas también lo podés hacer. De algún modo todos sabemos lo que es el tiempo   Lo conocemos desde que nacemos. Antes de nuestro capacidad de hablar manejamos los tiempos. Al poco tiempo de nacer supimos qué significa “hora de comer” y poco después empezamos a saber “cuándo” era el momento de dormir y poco a poco fuimos conociendo los “momentos” de nuestros padres (comenzamos a tener una idea del tiempo cuando intuimos que ellos deben estar a nuestro lado o regresar a casa). Todo esto fue y es con-vivir con el tiempo y quien convive con nosotros es nuestro compañero.  Llegamos así a una característica que nos permite una 1er definición: el tiempo es un compañero de vida. Esta bien. Es un avance pero solo eso. No me convence por completo. El tiempo no es “alguien” que nos acompaña. Es más que eso. Está con nosotros pero en una forma diferente a la compañía. Obvio es