Ir al contenido principal

Felicidad general: ¿De que estamos hablando?

Lo escuche en clase de Dactilografía. Hace muchos años. Desde ese momento quede impresionado por su verdad y lo comprendí, lo acepte y lo aprendí: "Todos los hombres buscan su bien, aun los que hacen el mal". Esto fue lo que dijo el Profesor Paz. Vaya uno a saber porque lo dijo mientras caminaba entre las maquinas de escribir de un sala del Colegio en los años setenta pero lo dijo, y la frase me impacto y recuerdo su reflexión: "piensen en algún caso de alguien que ustedes entiendan que hace el mal, donde el que lo hace no este buscando su bien". Y yo, quizás como preludio de una gusto que desarrollaría con el tiempo, me quede pensando. Debía tener 12 o 13 años pero recuerdo que lo analice con cierto detalle y termine dándole la razón. Lo cual ya me trajo una consecuencia muy clara: deduje que el bien no era uno solo, sino que podían existir distintos "bienes", el del señor A que frente a otro defiende tal argumento y el del señor B, que pelea por su "bien". Y recuerdo eso de pelea porque recuerdo también que en seguida pensé "quien roba no esta haciendo el bien...pero bajo este punto de vista puede que este buscando su "bien" que es diferente al dueño de aquello que robó". Y comencé asi una serie de reflexiones que me permitieron entender un principio que luego leí cuando estudie a Pascal y que con similar razonamiento define la felicidad: "Todos los hombres buscan la manera de ser felices. Esto no tiene excepción. Es el motivo de los actos de todos los hombres, hasta de aquellos que se ahorcan". Pues bien, si compartimos este principio general, es decir el de que todos apuntamos a una dirección que se le puede llamar el bien o la felicidad (quizás esta palabra es mas amplia y mas gráfica para comprender el objetivo buscado) debiéramos tener claro su significado. Esto es obvio. Si estamos buscando algo debemos tener muy claro que es lo que buscamos y mucho mas si coincidimos, con Pascal, que es el "motivo de los actos de todos los hombres" lo cual nos incluye, a usted y a mi mi. Vamos a ver entonces si podemos en estas lineas analizar y describir las lineas generales de la Felicidad, objetivo de vida, mío y suyo. Ni mas ni menos.

El Diccionario nos dice que es un "Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien" y aquí, más que tranquilizarme, empiezan mis dudas: ¿Ser feliz trata de la posesión de bienes?. ¿Ser feliz es un estado de ánimo solamente? ¿Como puede ser? Mi objetivo de vida es un estado de ánimo que se consigue por poseer algo? Si asi fuese hay "algo" (valga la redundancia) que
no me cierra. Vamos a ver.

Alguna definición muy general de Felicidad enseña que esta seria "tener lo que se desea". Y en esta coinciden desde Platón a Kant (no se sorprenda, es lógico que encontremos a los filósofos estudiando el tema Felicidad ya que el amor por la sabiduría consiste, justamente, en encontrar la receta para alcanzarla...). Pero más allá que, como toda definición, esta es criticable, hay algo de fondo que no me completa. Reconozco que todos los hombres y mujeres de este mundo estén motivados por ser felices (esto, ya antes, fue una deducción), pero mucho me entristecería (y seria desilusión) que esa motivación sea solo por "tener", por "poseer", como dice la Real Academia. Me inclino a pensar, como enseña Erick From, que más importante (y estimulante?) y hasta exacto, podría ser definir a la Felicidad como aquel estado que se alcanza al llegar a "ser" lo que se desea, antes que a "tener" lo que pretendo (pero de todos modos no es una definición que me
satisfaga totalmente y ya vamos a ver porqué). Ahora bien, la palabra "deseo" es la columna vertebral de la definisión de Felicidad, por tanto, la pregunta obligada a responder es ¿que significa desear? Desear es la aspiración de algo que carezco. Esencialmente, tener un deseo es querer algo que me falta. Si lo tengo no lo deseo. ¿Entonces? Llegar a tener o a ser lo que se anhela implica que cuando se logra, ¿ya no se desea? Regla de tres simple: cuando llegamos a ser (o a tener, para algunos) lo que deseábamos -objetivo de la felicidad que buscamos- ya no deseamos ser (ni tener) mas lo que alcanzamos, por lo tanto no somos felices porque al serlo o tenerlo no lo podemos desear. Qué paradoja!.

Usted me dirá -con lógica, por cierto- que en realidad lo que se desea ahora es mantener lo que se deseó y alcanzó, aferrarlo, hacerlo suyo y que el deseo anterior muta por este nuevo deseo. Y yo le responderia: "pero entonces ¿qué sucederá cuando alcance este nuevo anhelo descripto"? Cuando ya se canse de mantener lo obtenido, ¿no habra otros deseos que te demuestren que felicidad no es ni ser ni tener lo que se desea sino otra cosa distinta?". Pues vamos a analizar la respuesta a estas últimas preguntas. Me da la impresión que en la construcción de una contestación daremos más solidez a la definición que buscamos.

Si fuere correcto que Felicidad es "tener/ser lo que se desea" y desear siempre apunta al futuro, hay aquí una contradicción básica, una pretensión de un triángulo cuadrado: cuando el futuro se hace presente, muere el deseo y por tanto al no existir la pretensión desaparece la esencia de esta definición (del Diccionario y de algunos filósofos) que mal interpretada (seguramente sea que lo estoy entendiendo mal)
puede conducir a la constante insatisfacción del hombre, a la constante no percepción de los momentos que deben celebrarse, a confundir metas con vías. Y me da la sensación que esta confusión se hace muy presente en el mundo de hoy donde la gente se siente infeliz por epidemia, por contagio, por inercia, por falta de acción, por no querer darse cuenta, por confundir lo que podemos querer con la esperanza de obtenerlo, con la espera...y no con la accion. Veamos.

Con simpleza, le pido un favor: defina usted un momento feliz. Piénselo. Si, seguramente coincidirá conmigo en que la alegría y el placer son muestras concretas de un instante de felicidad. Y que la sonrisa y el gozo son ejemplos que se es feliz no cuando tenemos o somos lo que deseamos, sino cuando disfrutamos lo que tenemos y/o lo que somos. Y, reitero, me gusta más esta segunda acepción: apuntar a lo que somos y no a lo que podemos o no podemos poseer. Pero vamos más despacio.

Usted lo ha notado. Ha visto que no hablo de deseo sino de disfrute. Me refiero a una acción, al verbo saborear, degustar, paladear, catar. Conjugo en presente la vida para definir felicidad. Es que quiero darle otra mirada al gran objetivo del hombre y no colocarlo en un tiempo que no existe (el futuro) sino en uno que me permite sentirle y gozarle para darme cuenta, para tomar conciencia del hoy, de lo que vivo, de lo que significa en esencia, celebrar la vida.

No quiere decir ello que anule los deseos y la preparación para hacer realidad los sueños. Por el contrario, ellos contribuyen al centro neurálgico del concepto general de Felicidad y no puedo estar mas a favor del soñar y el de querer algo con ganas y decision. Pero, un importante "pero": no por aquello que el sueño pospone y posterga sino por lo que todo deseo impacta al desear que es lo que me hace sentir ahora, hoy, al planear el sueño, al esforzarme, al percibirlo. Un deseo, un sueño, un anhelo de lo que quiero hacer, de lo que pretendo obtener o alcanzar anticipa un estado de animo que no conozco pero que hace realidad al comenzar a proyectarlo. Y eso es vivirlo. Justamente ser feliz es NO esperar, sino es disfrutar el aquí, el paseo que doy, el paso que damos, con lo que tengo, con lo que soy.

Allí esta la Felicidad general, la que tiene elementos que son para todos. Luego cada uno encontrará sus caminos, sus vias de acceso. Pero esta es una mejor definición de su esencia: darse cuenta, celebrar la vida y no posponerla a los estados de ánimos por tener tal o cual bien. Ser feliz es disfrutar de lo que soy, de lo que tengo, de lo que hago. Regocijarme con la vida. Alegrarme con ella. De eso se trata, hacie alli debieramos apuntar..., de eso estamos hablando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Para qué sirve Educar?

" Educar. (Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad ." Estas son las dos primeras definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra "educar". Mucho se ha escrito sobre el sginificado del término. A mi criterio la educación es esencialmente un proceso de mejora de vida . Educar supone creer especialmente en tres verdades: 1) en el perfeccionamiento de aquel a quien se educa; 2) en su capacidad y deseo de aprender; y 3) en que la transferencia de conocimientos de quien enseña no es tal si no va acompañada por la elaboración propia de una reflexión de quien los recibe. Educar no es colmar un depósito de tecnicismos, conceptos y sapiencias ajenas sino que la verdadera educación, -y me refiero especialmente a la educación del menor pero apli

Salvar mi circunstancia para salvarme yo

José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido

Aprender a Abogar

Si tuviéramos que definir con un solo concepto cual es el objetivo buscado por el sistema de enseñanza del Derecho en la Argentina, seguramente la mayoría coincidiría en que el objetivo aludido es la formación de expertos en leyes. Tan arraigado está este concepto que el común de la gente sintetiza nuestra profesión como “la carrera de Leyes”. Esta no es solamente una definición popular, sino es la síntesis de una realidad palpable: las Facultades de Derecho preparan futuros profesionales conocedores de reglas de conducta obligatorias, es decir se enseña el “qué” del Derecho, pero no el “cómo”. Veamos si lo podemos aclarar. .- El “qué” y el “cómo” del Derecho La currícula de la Carrera de Abogacía está orientada a preparar en forma enciclopédica a los alumnos, obligándolos a estudiar diferentes códigos a fin que sepan aplicar tal o cual norma ante la consulta específica del cliente. Y ante la presencia del conflicto judicial se les enseña nuevamente “leyes”, las llamadas “leyes de fo