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Virtudes para el artista (I)

Es difícil. Y relamente lo es cuando uno quiere resumir un tema que lo supera. Pero justamente allí esta el desafío que me lleva a hacerlo: aprender, y esto no es menor nunca, y mayor es cuando se trata de vivir. Pues por ello quiero profundizar y fijar algunos conceptos. Vamos a ver si lo logro.

Hace unos días atrás titulé una Entrada como "Herramientas". Escribí allí sobre las virtudes para vivir, para vivir la buena vida. Me referí a esas cualidades que se requieren para hacer de la vida una obra maestra de cada autor. Hoy quiero comenzar una tarea compleja: identificar, por grupos de a tres (para no ser muy pesado el análisis) cuales son esas herramientas que se necesitan para convertir a un ser humano común en el pintor y escultor responsable y decidido de su "opera prima": su propia vida. Lo que pretendo metafóricamente es que cada uno, en la lectura de las sucesivas Entradas que dedicaré a estas Virtudes, reflexione y discuta sobre las características de las "herramientas" que pueden convertirlo en el Leonardo de su "Gioconda", en el Miguel Angel de su "Moises". Por supuesto que lo que busco no es estar de acuerdo con usted. Sobre cuales son las virtudes necesarias para la buena vida hay mucho disenso. Y eso quizas es lo interesante. Lo que pretendo es motivar el análisis. Yo solamente quiero presentar virtudes generales y especiales, algunas que son independientes de la intención de quien las utilice (la valentía es virtud para un asesino o un santo, como el cuchillo filoso puede serlo para el ladrón o el Doctor), otras que apuntan a la objetividad y al espíritu. Enunciaré lo que yo creo y he investigado como rasgos esenciales (reitero, para ser muy claro, quien esto escribe no piensa poseer ninguna de las virtudes que comentare, al menos en su integralidad, ninguna, pero precisamente por ello me viene bien profundizar en la materia...). Les cuento también, a modo de introducción, que me ha servido de guía un filósofo frances (Andre Comte de Sponville) y muchas de sus citas y autores que se entrecruzan al hablar de Etica, Virtudes y Valores. Lo que leeran sólo es, reitero, una presentación, no un Tratado, pero cada una de estas descripciones de virtud debiera
ser motivo de opinión y de mejora, de adaptación a la vida particular de quien la lee. Esta es el objetivo que pretende lograr esta Entrada. Una "virtud", valga la redundancia, sería que lo logre... Pues empececemos a verlas:

1) Tener respeto, obrar con Buenos Modales: Kant dice que el hombre "solo puede llegar a ser hombre a través de la educacion" y que la primera "disciplina" (la que le dan sus padres generalmente) "es la que transforma su animalidad en humanidad". Yo a ello le llamo la virtud de tenerse respeto a si mismo y de tener respeto por los demás. Y ese respeto se hace presente con las buenas maneras, con el trato considerado, con normas de educación básica que son el iceberg del respeto que tienen detrás. Primero el ser humano recibe las costumbres, imita a sus padres, hermanos, profesores en su forma de hacer y vivir. Las buenas maneras preceden a las buenas acciones y conducen y motivan el llegar a ellas. El concepto de respeto es la base de su actuar. Primero el niño recibe una orden, una norma: "eso no se hace". Luego sus razones mediante las cuales construye su moral: "esto no debe hacerse por tal motivo". Cuando decimos que el "Respeto" es una virtud nos referimos a estas primeras herramientas que recibe un ser humano para manejarse en toda su vida, con aceptación de que no es único en el mundo, con simpatía hacia el tercero, sabiendo colocarse en el lugar del otro lo cual lo hace entender mejor su propio lugar en la vida. Esto último es lo esencial. Es el respeto a los demás, el mirar a los ojos, el interés por quien esta fuera de mi, el saber escucharlo, el no interrumpirlo, el saber usar el "por favor", el "gracias", el "perdón, me equivoque". Obvio es que para que el respeto y los modales sean virtud requiere de convencimiento, de honestidad. El ser humano respetuoso y cortés es auténtico. De lo contrario es un exagerado que se falta el respeto hacia si mismo. Y para ello hay que sentir y asumir la importancia del otro. El darnos cuenta que la vida esta llena de "otros" es el gran objetivo de esta virtud. Se trata del buen trato, del ser amable sin exageraciones, con
honestidad. Alli esta la virtud del saber ser respetuoso. Tiene mucho de forma pero inspirada en el fondo del ser. Y es en ese "fondo" donde veremos que muchas virtudes, que iremos presentando, se entrecruzan para darle vigor y sentido a la importancia de ser respetuoso. Una persona que actua, que obra, que vive con buenas maneras y que muestra respeto al otro en sus formas tiene ventajas, convoca a ser imitado no por la forma sino por la virtud que hay detrás.

2) Ser Valiente: es aquel que mediante la acción supera al miedo, a quien conoce y evalua. Quizás el mayor valor del valiente es reconocer el temor y vencerlo, por eso la virtud está no en no tener miedo y actuar como un audaz sin análisis, sino en ganarle la partida al terror y a la parálisis que el miedo produce. El Diccionario dice que valentía es el "Hecho o hazaña heroica ejecutada con valor". Pero la valentia como virtud es más que ello. Ser valiente es decidir, es actuar, es vivir por una voluntad firme que pone el valor en correr los riesgos que el peligro supone. Es medir los fines y jugarse aceptando las consecuencias de la decisión. La audacia extrema no moderada por la prudencia es temeridad, no valentia, y la decisión de nada hacer y no actuar, cuando se reitera y repite, no es prudencia que merezca halago, es simplemente cobardia disfrazada de mesura El punto medio es lo dificil. El verdaderamente valiente, decía Aristóteles, tiene una medida. Con esto quizo precisar que para que la valentía sea una virtud debe saber sopesar los riesgos y las caracterísitcas del fin
buscado. No es valiente quien decide jugar una apuesta y cruzar una avenida con tráfico en hora pico con los ojos tapados. Esa es falsa valía, es temeridad, es enamorarse y cegarse por el gusto del peligro. La valentía mide el fin y este debe valer la pena. De lo contrario, no la vale.

3) Prudencia: Es la virtud que gobierna y resuelve que conducta seguir. Su motor es el intelecto pero no la acción. La prudencia evalúa, analiza, estudia, dirige pero delega el acto. En la acción pierde su presencia. El Diccionario dice que es: "Templanza, cautela, moderación.2. f. Sensatez, buen juicio, 3.. consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello". En esta última definición se anotaba Aristóteles. La prudencia es instrumental a otras virtudes como vimos con la valentía o como veremos con la justicia. Sin prudencia ellas no existen. Prudente se es sobre lo desconocido, sobre la incertidumbre, sobre el futuro. Prudencia es prever, es aquello de lo que carece el exaltado y quien actúa por impulso. Pero prudencia no es no enfrentar un posible error. La virtud de la prudencia evalúa posibles equivocaciones, intenta evitar los peligros pero también sabe que hay riesgos que deben correrse. La prudencia aconseja y Kant enseña que la moral ordena (pero también la producencia conforma una moral...). La principal matríz de la prudencia es no hacer daño. Su importancia es el tiempo, el momento de aconsejar. El imprudente conductor de un auto que no frena en los semáforos es temerario y condenable. No escuchó los correctos dictados de la prudencia. Y cuantos actos de nuestra vida se asemejan a no frenar en un semáforo? A no saber frenar? A creer que nadie circula? La prudencia no pasa de moda sino justamente, es la moda, y aquellos actos a que ella invita, quienes más requieren de prudencia pero tampoco es exceso de moral. ¿Cuanto daño se ha hecho bajo el pretexto del Bien? El fanatico necesita de prudencia y el imprudente también de moral.

Continuará...

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