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Novela de acción

Nos encontramos con la vida. Alguien nos la da. Nos hacen otros, simplemente. La vida nos es dada. Nadie nos consulta siquiera si queremos vivir. Nosotros no participamos. Llegamos a ella por obra de dos "terceros" (que luego, muy cálidamente, se nos presentarán como padre y madre, y que con el correr de los años identificaremos y en la mayoría de los casos amaremos como tales) pero la verdad es que nosotros no fuimos parte de la obra. No existimos, literalmente, en tal sublime momento. No fuimos los que originamos nuestra vida. Alguien decidió por nosotros. Primer punto de esta reflexión.

Pues bien, estamos con vida. Comenzamos a disfrutarla. Dormimos, nos alimentamos, nos movemos, nos alegramos, nos enojamos, sentimos placer, sentimos dolor, crecemos. Y llegará un momento en que tomamos conciencia que esto es la vida. Al principio será de una manera difusa, sin entenderlo bien, como el cine en un idioma sumamente extraño, donde las imágenes dicen algo pero no lo suficiente para comprender la esencia. Pero poco a poco comprenderemos mejor y actuaremos, entraremos en acción con conciencia. Porque a decir verdad, lo que nos interesa aquí remarcar, es precisamente esto, que la vida es acción, que la vida nos obliga a hacer, que la vida es quehacer, que se nos brinda la vida y se nos formará y educará de una u otra manera y con menos o mayor precisión, pero nuestra vida no la hace otro, la hacemos cada uno de nosotros, con nuestras decisiones, con nuestro hacer, prefiriendo una u otra acción o aceptando una u otra orden, pero, también en este último caso, será por decisión nuestra. Ortega y Gasset resume este concepto señalando que “El hombre es novelista de si mismo”. Nunca mejor empleado el género “Novela”. La aventura de la vida y el teatro con su escenario iluminado esperando nuestra actuación. Eso es vivir. Segundo aspecto de esta reflexión. Punto y aparte.


En todos estos casos, reitero, estaremos negociando. Profundicemos el concepto. Dijimos que Negociar es un “proceso de comunicación mediante el cual se pretende obtener un resultado”. Pues bien, si la vida es acción, quiere decir que se abren ante el ser humano diversas posibilidades, A, B, y C (y si quisiéramos complicarlo más podríamos agregar todavía más letras del abecedario). Usted mismo tiene ahora el poder de decisión, si quiere cerrar el blog y dejar de leer lo que sigue o continuar leyendo. Este es un ejemplo práctico que usted, como yo, estamos tomando decisiones constantemente. Y esto requiere elección, definición. A veces tenemos muy pocas opciones y alternativas. Hay casos en que la decisión depende de usted sólo, en otras dependerá de una tercera parte. En ambos casos efectuará un proceso de comunicación para obtener un resultado. En el primer supuesto negociará con usted mismo, se comunicará internamente, pensará, evaluará, y decidirá un resultado: su decisión. En el segundo supuesto se presentará la figura de la negociación clásica, deberá negociar con un tercero y allí se verá más clara la comunicación, la búsqueda de determinado resultado y el acuerdo que obtenga. Lo que debe quedar absolutamente claro a esta altura es que el vivir exige actuar, el actuar exige decidir, el decidirse requiere negociar. Y cuando uno negocia es porque quiere definir algo, sea con uno mismo (porque debe definirse) o con otro (porque debemos lograr que sea el otro el que se defina para alcanzar un acuerdo). Por tanto y por carácter transitivo, vivir implica negociar. Y para negociar se necesita saber. Por ello lo de Negociar con la vida. Vamos a ver en alguna próxima entrada de esta zaga cuales son los elementos que debe tener en cuenta para negociar. Y todo tiene que ver. Ya lo verá.

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