A veces no contestamos. No queremos dar respuesta. Nos ilusiona el silencio. Parecería que sirve para que pasemos desapercibidos. Nos escondemos bajo su manto. Miramos hacia el costado. Estamos (o nos hacemos los) distraídos. Pero hay algo en nuestro interior que no se engaña, que pide una respuesta. Quizás por cultura, por formación. Mucho por ese sentido que hemos ido construyendo con los años que se llama "responsabilidad". ¿Y que implica esto? Pues "responsabilidad" implica un deber, algo que "debemos" hacer. Y aqui comienza el análisis más interesante: ¿A quien se lo "debemos"? Parecería que a alguien externo, es decir a un tercero. Como que hay una imposición, una norma que nos viene impuesta desde fuera y es a ese tercero que está en el "exterior" a quien creemos que "debemos" algo. Y aqui hay un error relevante, del cual se derivan muchos posteriores. Veamoslo despacio. No le debemos nada a nadie. En todo caso nos debemos a nosotros mismos. Responsabilidad es un acto propio, de mi voluntad, que constituye mi respuesta. Responsabilidad es responder. La raíz compartida de ambos términos no es casualidad. Pero pensemos con algo mas de profundidad. Cuando ejerzo un acto que interpreto es responsabilidad mía ¿a que respondo? Esta es la clave de la cuestión: me respondo a mi mismo. Respondo a mis necesidades de responder que bien pueden estar originadas en otras necesidades, expresadas con claridad o no, de otro ser humano. Ser responsable es sinónimo de dar respuestas a uno mismo, lo que no implica que este sea su limite sino por el contrario, luego de responderse a uno mismo y de hacerse cargo de sus responsabilidades el ser humano tiende a dar respuestas a sus semejantes por su carácter social. Es que la disposición a responder no encuentra una frontera infranqueable. Cuando de dar respuestas se trata uno puede sentirse tan responsable de uno mismo como de aquello que le pasa al prójimo. Y cuando de otro ser humano hablamos la respuesta debe ir de la mano del respeto. Respetar significa ocuparse por el otro "tal cual es el otro" no tal cual nosotros pretenderiamos que fuere o tal como nosotros necesitamos que sea. No. El respeto es hijo de la libertad y del derecho a ser distinto, sino no es respeto, es irresponsabilidad y eso no es una respuesta.
José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido
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