Ir al contenido principal

¿Por qué pensar?

Es cierto. Esta Entrada debió haber estado antes. De alguna manera lo estuvo aunque escondida detrás de otras reflexiones. Pero es el día de hoy, y desde Brasil, que quiere levantar la mano y ganarse un lugar como cualquier otra. Pues bien, aqui va.

Cuando me refiero a Pensar, me estoy refiriendo a una búsqueda profunda. No se trata de bucear con snorkel en la superficie del mar. Me refiero a buceo con tanques y peso en el cinturón que me permita descender bien abajo para ver las maravillas que alli habitan y que no se ven con el pequeño tubo que permite respirar con corto alcance para solo pasear y nadar (nunca mejor empleado la palabra "nada-r") en la superficialidad. No. Me refiero a pensar en serio. El diccionario nos brinda un significado que me interesa resaltar. Define al pensar como: "Reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen". Y cuando de esto se trata aparece la Filosofía. Y es lógico que asi sea. Los Filósofos son precisamente esos buzos del pensamiento que desde la Grecia antigua recorrieron el fondo de los misterios, de las incertidumbres y de las creencias y nos brindaron la base fundamental de lo que hoy seguimos discutiendo y analizando. Es exactamente asi. Pensar a fondo es encontrar una idea ya evaluada, analizada y muchas veces ya escrita pero lo realmente entusiasmante que el matiz, el estilo, la dinámica, la cronología y el vocabulario es absolutamente personal y propiedad privada de quien piensa. Esto le agrega un condimento especial: la elaboración del pensamiento propio, la confección de una reflexión es un peldaño que se sube y nos permite crecer. El pensar nos hace escalar. Coloca nuestra cabeza más arriba. Nos da perspectiva y le da a nuestra visión un mayor alcance donde se focaliza mejor y se comprende la vida. Por eso me gusta pensar, porque el pensar es aprender a vivir constantemente, a estar atento, a disfrutar la vida. Esto merece la alegría y responde el por qué pensar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Salvar mi circunstancia para salvarme yo

José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido ...

¿Para qué sirve Educar?

" Educar. (Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad ." Estas son las dos primeras definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra "educar". Mucho se ha escrito sobre el sginificado del término. A mi criterio la educación es esencialmente un proceso de mejora de vida . Educar supone creer especialmente en tres verdades: 1) en el perfeccionamiento de aquel a quien se educa; 2) en su capacidad y deseo de aprender; y 3) en que la transferencia de conocimientos de quien enseña no es tal si no va acompañada por la elaboración propia de una reflexión de quien los recibe. Educar no es colmar un depósito de tecnicismos, conceptos y sapiencias ajenas sino que la verdadera educación, -y me refiero especialmente a la educación del menor pero apli...

A su manera

La frase  “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad:  “si no la salvo a ella no me salvo yo”.  La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación.     Tradicionalmente, se ha interpretado que...