El Presidente de la República acaba de convocar a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a la firma de “un acuerdo de diez puntos que reconstituya las Bases de la Argentina”. Entre esos diez puntos ninguno se refiere a la Educación. El tema está ausente. Los diez puntos propuestos tratan distintos aspectos vinculados a la propiedad, al equilibrio fiscal, al gasto, a los tributos, a la coparticipación, a los recursos naturales, a una reforma laboral, previsional y política y al comercio internacional. Todos estos temas figuran en las Bases de una Argentina hacia el futuro, pero la enseñanza y el aprendizaje de niños, niñas y jóvenes no. Y esto es grave. Nuestro país enfrenta en la actualidad una enorme crisis educativa. Desde hace más de veinte años los resultados de aprendizaje nos muestran cifras escalofriantes que en muchos casos reflejan un deterioro mayúsculo de nuestra sociedad: en la Primaria más del 60% de los estudiantes tiene problemas de Lectura (ERCE 2019); más de la mitad de los estudiantes de 15 años no logran comprender un texto (PISA 2022); y más del 82% de los que alcanzan el último año de la Secundaria no pueden resolver un ejercicio de Matemática (APRENDER 2022). Estos son sólo algunos datos que reflejan la relevancia del desafío educativo que enfrenta el país. La enorme de jóvenes que no termina los estudios obligatorios y la desigualdad son otros de los aspectos que piden a gritos por mejor educación. Pero el mayor clamor por la educación lo representa la pobreza que se ha convertido en un enorme flagelo nacional desde hace décadas en Argentina. A esos números de nuestra vergonzante pobreza (que de 0 a 14 años supera el 65%) se los ataca con un plan integral que tenga a la educación como uno de los ejes principales de una política de Estado. Y esto necesita del compromiso y el liderazgo del Poder Ejecutivo Nacional y de los Gobernadores de todas las jurisdicciones de nuestra Patria. La coherencia exige, por otro lado, que la consideración de “esencial” de la educación, punto que promueve el gobierno, se vea reflejada, justamente, en un pacto que detalla las Bases para la mejora del futuro del país. Si la intención es convertirla en “esencial”, que esta esencialidad sea genuina en todos los aspectos: entre otros, en respetar y hacer cumplir la Ley que declara que la educación como “prioridad nacional” (artículo 3 de la Ley vigente, lo que supone y justifica su inclusión en cualquier pacto que siente las Bases de una reconstrucción) y que se refleje también en las condiciones de trabajo, los salarios y en la formación de los docentes, sujetos claves para lograr que el servicio educativo sea fundamental al aprendizaje que se pretende mejorar. Todavía estamos a tiempo. La educación no puede estar fuera de un acuerdo que comprometa las bases del futuro de nuestra República. Justamente los cimientos para la construcción de un ser humano necesitan de la enseñanza y el aprendizaje. Para la reconstrucción de Argentina también. Juan Bautista Alberdi, el padre de nuestra Constitución dijo en su obra “Bases y puntos de partida para la organización política de la Argentina” (obra que ha inspirado seguramente la redacción de esta propuesta): “La educación popular es, pues, la condición primera, la base fundamental de la vida política, económica y moral de los pueblos”. No olvidemos esta “condición primera”: educación, por favor.
*Este artículo fue escrito en Marzo 2024
José Ortega y Gasset es recordado, entre otras cosas, por una frase profunda y desafiante de su obra Meditaciones del Quijote: "Yo soy yo y mis circunstancia, y si no las salvo a ella no me salvo yo". Es bastante sencillo explicar el concepto de "circunstancia" yendo a la etimología del concepto ( circuntatia ) que apunta a lo que nos "circunda", es decir a lo que nos rodea, a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra historia. La circunstancia de un joven nacido en la jungla africana no es la misma que la del joven nacido en la península escandinava. Yo soy yo y "lo que me ha hecho así o lo que me sigue haciendo así" parecería querer decir Ortega. Y con esta poderosa primera reflexión de su frase nos deja una serie de dudas por responder: ¿Ortega me está diciendo que no soy yo, sino lo que la circunstancia hizo y hace de mi? Si esto fuera así: ¿soy realmente libre o las circunstancias son los barrotes de mi celda que no me han permitido
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