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¿Qué es lo esencial para cambiar los aprendizajes en Argentina?

Entendemos por “esencial” aquello que es lo principal de un concepto. Por ejemplo, para lograr educar a un niño es esencial que este aprenda. Ahora bien la “esencialidad”, en la educación argentina, está hoy discutida. Esto sucede por el trámite actual en el Congreso de un proyecto de Ley que declara a la educación como “servicio estratégico esencial” a los fines de garantizar una guardia mínima (30%) del personal en caso de huelga. Pero la reflexión sobre qué es lo esencial para cumplir con el derecho constitucional de aprender que prevé nuestra Constitución, es bastante más amplia que garantizar una guardia mínima y apunta a una discusión integral, no parcial, sobre una dramática realidad: el 82% de los estudiantes del último año de su educación obligatoria no puede resolver un ejercicio de matemática simple y, desde el año 2000 al 2022, más del 50% de los adolescentes no comprende lo que lee (últimas Pruebas APRENDER y PISA respectivamente). Para responder entonces a los desafíos esenciales del aprendizaje de las provincias y de CABA debemos partir de evidencia rigurosa de los últimos 20 años (hay buena información en tal sentido y entre otros el informe “Que aprendimos de Aprender” de Ganimian y otros, analiza la historia de las últimas evaluaciones de Argentina –web Educar 2050) y definir qué hacer con datos precisos. Al respecto un informe reciente (marzo 2024), hecho en conjunto por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, que analiza la educación en Argentina y en la región, fue titulado justamente “El aprendizaje no puede esperar”. Surge de este informe que Argentina ha retrocedido su posición en Latinoamérica y que, de los 14 países participantes, sus resultados de aprendizaje la colocan en el puesto octavo (cuando en el año 2000 estaba en la primera posición). En su presentación dice el documento que es esencial que: “…los países de la región deben atender las disparidades en el desempeño y la equidad, y también dedicar más recursos al uso de la tecnología como herramienta educativa”. Mercedes Mateo, Directora de Educación del BID, resumió sus tres aspectos principales en el reciente IV Encuentro de Ministros de Educación de Latinoamérica organizado por REDUCA, recomendando: 1) Se debe invertir más: sostuvo que no se está invirtiendo lo suficiente mostrando un cuadro, que mencionaba a la Argentina y países vecinos, donde se leía que estas naciones invierten 3 veces menos que los países de la OCDE, quienes tienen resultados educativos absolutamente superiores a los nuestros (cabe añadir que nuestro país no cumple con la obligación legal al respecto –art.9 Ley 26.206 y ahora acaba de presentar el presupuesto 2025 donde suspende esta obligación). 2) Se debe medir mejor e invertir mejor: la evaluación rigurosa y regular de cada acción de política educativa es esencial para la buena toma de decisiones, donde “cada dólar invertido” debe lograr mejor distribución y equidad. Dijo textualmente “el principal insumo que tiene el sistema educativo en su función de producción para generar aprendizaje es el docente…y este insumo fundamental esta desigualmente distribuido: los docentes de mayor calidad están sistemáticamente en las escuelas donde están los estudiantes de más altos ingresos” (Argentina tampoco cumple a este respecto con la ley –Art. 83 LEN). 3) Elegir programas con resultados debidamente probados: como ejemplo se mencionó la alfabetización en el nivel inicial en niños de temprana edad (que mejoran un 30% sus habilidades lectoras); los programas contextualizados culturalmente en el aprendizaje de matemáticas (que mejoran en un 50% las competencias de los estudiantes) y el acompañamiento personalizado a alumnos/as más vulnerables (con acciones puntuales y medibles como por ejemplo tutorías remotas que aceleran los aprendizajes en un 30%). Más allá de este documento hay muchos más puntos que la doctrina sostiene como esenciales para la mejora: el cumplimiento de las horas y días de clase (nuestro país también incumple la ley en este sentido), una buena formación docente, inicial y continua, el uso eficiente y la provisión de las nuevas tecnologías que cambian paradigmas, el trabajo conjunto con padres y madres, la adaptación del curriculum, el aprendizaje basado en buenos proyectos, son entre otros, puntos fundamentales a tener en cuenta. Pero dicho esto, quizás, lo realmente esencial para el aprendizaje en Argentina es el reclamo de una sociedad que no visualiza el drama que supone tener egresados que no pueden leer, que no pueden hacer ejercicios de matemática y que no están educados para la vida adulta. Lo esencial también es lograr este cambio social.

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