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Hume: Percibir, dudar y disfrutar, la rázón de vivir

El siglo de las Luces, lo encendió e iluminó David Hume. Filósofo escocés, nacido en Edimburgo en 1711. Vivió entre la Abogacía, la Historia y el Pensamiento Filósfico, revolucionario y desafiante. Asi fue su vida, de reflexión y placer que culminó a los 65 años en su casa, poco despúes de una gran fiesta que organizó con todos sus amigos al haberse enterado, unos días antes, de su enfermedad terminal. Hume llevó al extremo el empirismo de Locke. Todo aquello que no entrara por las "ventanas" de la vida, sus sentidos, no puede decirse que exista. Para él todo era percepción, nada realidad. A lo sumo lo real era la experiencia más viva, pero que su escepticismo no reconocía como realidad formal. Hume dudó de todo. En su "Tratado de la naturaleza humana" sostiene que cualquier objeto no es lo que es sino en nuestra memoria que lo identifica. La mesa es nuestra representación de lo que entendemos por mesa, una tabla, cuatro patas, pero esto está en mi conciencia, en mis sensaciones de lo que significa una mesa, pero sin causa y efecto, sólo en hábitos repetidos hasta el hartazgo, lo cual no acepta como realidad. Hume va más alla de Descartes. "Pienso, ¿luego existo? ¿Porque? ¿Quién existe?". Lo que quizo dejar planteado es ¿Por qué debiera existir alguien que piensa? No podría ser un acto sin sujeto como el llover o el nevar. ¿Quién llueve? ¿Quién nieva? Este terrorismo intelectual que lo llevó al pesimismo más extremo le encontró una solución: había que vivir, había que entretenerse y así fue que fue un genio en celebrar su vida. Su racionalismo fue de tal magnitud que aceptó lo irracional, la comprobación de su yo y apostó por la simpatía, por los sentimientos. Asi lo demuestra en su pensamiento polìtico. Formula reglas generales, no leyes, que se basan en el utilitarismo (lo que es útil para el ser humano es lo que le hace sentir bien y esa es la base de su conducta, de su compasión y simpatía por el que sufre, y la base de su colaboración no es la víctima sino el placer para el actor), en el origen de la sociedad (el placer de convivir y darse cuenta que la sociedad supera a la soledad) y en el Progreso (que se da lentamente cuando se percibe que algo es bueno, no siendo suficiente la objetividad). Hume escribió dos tratados demoledores donde pone en tela de juicio el para que la religión, los milagros y la existencia de Dios: "Historia natural de la religión" y "Diálogos sobre la religión natural" y su explicación razonada y serena desmistifió las creencias, que luego Voltaire y hasta Rousseau admiraron. David Hume vivió con intensidad. Encontró en el placer la razón de la conducta y hasta en sus días finales confesó a James Boswell: "Estoy tan bien en este día soleado que todas las posibilidades juegan en contra de que lo esté en otro estado, en otra vida y por lo tanto es mejor que se termine para no estar peor". Brindemos con David, divierte su análisis. ¿Usted que piensa?

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