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Impacto de la pandemia en la educación

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires presentó hace unos días atrás el informe “Lecciones aprendidas frente a la pandemia del Covid-19 y sus implicancias para el sistema educativo”. Dicho Informe consta de tres partes, una primera donde se analiza la “continuidad pedagógica en contexto de pandemia”, una segunda que describe los “logros alcanzados y desafíos pendientes” y una tercera que describe los objetivos “hacia el Ciclo Lectivo 2021”. El capítulo donde se analizan los desafíos pendientes es quizás el más impactante porque Ciudad de Buenos Aires es una jurisdicción que por razones históricas, sociales, económicas y específicas de política educativa fue líder en nuestro país y sus datos 2020 constituyen una poderosa herramienta de análisis y una proyección de cuáles pueden ser los resultados en el resto de las provincias argentinas. Esto de por si es un paso adelante para la toma de mejores decisiones. En ese sentido es importante focalizar en la evidencia que surge respecto a los problemas de aprendizajes e inclusión ya que muestran el principal desafío. Respecto a los primeros el Informe de CABA señala, al comienzo del mismo, que al mes de Diciembre pasado “la cantidad de chicos/as que no logró los aprendizajes esperados y pasó al año siguiente en situación de «Promoción Acompañada» duplica la cifra del año anterior. En el caso de Secundaria, casi un 40% de la matrícula tiene 3 o más materias pendientes de acreditación, y por lo tanto su promoción está en proceso”. Este dato refleja una mala noticia que no por esperada deja de ser alarmante: supone que los aprendizajes de las alumnas y alumnos de Ciudad de Buenos Aires han retrocedido en forma mayúscula y que se ha incrementado, hasta duplicarse en Primaria y triplicarse en Secundaria, la cifra de estudiantes que durante 2020 no estaría en condiciones de promocionar en un año normal. Comparada con la cifra de 2019, en Primaria el porcentaje de alumnos/as que no promocionó el año aumentó de 2% a 5,3% y como remarca el Informe “se cuadriplica si se consideran los aprendizajes pendientes por asignatura”. En el caso de Secundaria la situación es todavía peor: además de multiplicarse por tres la cantidad de estudiantes que no promocionó el año , como se mencionó, “…los informes de valoración pedagógica también permitieron identificar 4546 estudiantes de nivel secundario que concluyeron el año 2020 con más de 8 materias calificadas como “en proceso”…Son aquellos chicos/as… en riesgo de repitencia o abandono”. Esta información nos está diciendo que la pandemia y el cierre de escuelas consecuente así como las herramientas instauradas para reemplazar la presencialidad (educación virtual a distancia, radio, TV, cuadernillos y una serie de medidas adoptadas en la emergencia) no han conseguido mitigar graves daños a la calidad del sistema. Si a estos datos le sumamos los problemas de inclusión que el Informe reporta, las noticias son aun más graves: “la continuidad pedagógica remota acrecentó el riesgo de abandono de los estudiantes con trayectorias escolares de sectores más vulnerables, menores apoyos en sus hogares o con mayor necesidad de acompañamiento especializado en su rutina de aprendizaje”. Los motivos identificados por el Informe que incrementaron estos riesgos fueron “la falta de dispositivos,…de conectividad, las dificultades en la organización y acompañamiento familiar, y la falta de motivación y el desgano”. Esta situación, claro está, supone un el peligro más alto: que estas alumnas y alumnos no terminen su ciclo obligatorio. El Informe menciona una serie de medidas a adoptar y concluye en la necesidad impostergable de la presencialidad para encaminar los aprendizajes y los problemas detectados durante el año 2020. Esto es acertado y, reiteramos, que las lecciones aprendidas sean registradas es un buen paso que debe destacarse. Pero en este contexto no debe dejarse de lado la dimensión del desafío: el regreso a clases presenciales es muy importante y es un medio para garantizar el derecho de aprender, pero no es un fin en sí mismo. Se necesita más. Hay que tener presente que las consecuencias de la pandemia impactaron sobre un sistema educativo ya afectado, es decir, que aun con escuelas abiertas, los desafíos de la Ciudad de Buenos Aires, previos a la pandemia, eran muy altos. Precisamente sobre fin de 2019 (cuando nacía el COVID-19) los resultados de las pruebas PISA 2018 ya mostraban una caída en la calidad educativa de Ciudad: tanto en Ciencias, Lectura como en Matemática la performance de CABA cayó alrededor de 20 puntos respecto a la anterior evaluación PISA 2015. Todo esto supone un reto superlativo para CABA que de algún modo nos muestra lo que supondrá para el resto del país enfrentar las consecuencias de la pandemia en la educación argentina. Como antes se indicó Ciudad de Buenos Aires es una jurisdicción que, si bien está muy por debajo de los países líderes del mundo en calidad educativa, sus resultados medidos por diferentes evaluaciones, la colocan a la vanguardia en el país y es referente en Latinoamérica. Por ello es importante remarcar que este Informe pone en evidencia la imperiosa necesidad de un cambio educativo y una planificación muy detallada con un compromiso político y financiero que sea política de Estado. Es hora de cumplir rigurosamente los principios sustentados por la Ley de Educación Nacional. Las lecciones de la pandemia lo muestran con claridad y lo identifican con contundencia: nada hay más importante para el futuro del país. Enero 2021

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