Una virtud que debemos reconocerle a la pandemia es la aceleración que produjo en el uso de la tecnología. Este proceso, en el mundo educativo, ha sido difícil por la sorpresa que supuso su uso obligatorio y por la falta de preparación y de recursos, pero, al igual que lo ocurrido en el ambiente laboral, “nada volverá a ser como antes”. Identificamos a continuación cuatro aspectos a tener en cuenta para su mejor desarrollo futuro: 1) Educación bimodal (o híbrida). La combinación de instancias presencial y remota ha llegado para quedarse. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) -octubre de 2020- advierte que “para que se consolide un verdadero modelo híbrido que se diferencie del aprendizaje remoto de emergencia…, es necesario… recrear un ecosistema educativo robusto, que se pueda sostener en el tiempo… que debe contar con planes de clase estructurados y definidos” alineados con una estrategia más amplia de transformación”. UNESCO, en Abril 2021 ha también remarcado la necesidad de reformar el aprendizaje y las capacidades digitales en los países más poblados del mundo para estimular la recuperación de la educación y el cumplimiento del ODS 4. 2) Aprovechamiento de las ventajas. Los especialistas explican que la tecnología “puede aumentar la capacidad de los y las estudiantes de aprender a su propio ritmo. El informe del BID señala que “Los modelos de inteligencia artificial…permiten (que) el contenido se va adaptando según el ritmo de aprendizaje, lo que puede servir para atender mejor las necesidades individuales” del estudiante. Inclusive la tecnología puesta al servicio de la educación facilita el acceso, promueve el entretenimiento, aporta múltiples datos al docente y al sistema para la toma de decisiones y permite la reproducción de buenas clases entre muchos y diferentes alumnos/as. 3) Lo que la tecnología no logra: En otro documento del BID (“Tecnología, lo que puede y no puede hacer por la educación”) se advierte que “…se han vuelto cada vez más común las computadoras en las escuelas; pero muchas de las otras piezas que incluyen el currículo, el aprendizaje… y la pedagogía docente –y que juntas definen la calidad de la educación y determinan una reforma exitosa-, se han mantenido sin cambios”. Por otro lado se insiste que las TIC no lograrán sus objetivos si no hay equipamiento y conexión de docentes y de estudiantes de hogares vulnerables. 4) Desafíos de las escuelas, de los y las docentes y del sistema: Una encuesta realizada en la Red Federal de Docentes de Educar 2050, en Argentina, mostró que 4 de cada 10 docentes señalan como principal desafío sus propias limitaciones en competencias digitales. Una publicación de diciembre 2020 del BID muestra que, en Argentina el acceso a Internet es limitado en las escuelas: sólo el 40% en la primaria y entre el 53/57% de la secundaria tienen conectividad7. Nuestra Ley de Educación Nacional también constituye un desafío. Establece el artículo 109 (modificado en 2020) que la educación a distancia no puede impartirse a los menores de 18 años salvo para escuelas rurales y para el ciclo orientado del secundario. Solo se permite en casos excepcionales y “únicamente en caso de epidemias, pandemias, catástrofes o razones de fuerza mayor” y solo “transitoriamente”. Estas son cuestiones que nuestro país debe ordenar. El proyecto de Ley de Tecnología Educativa anunciado en Julio es una oportunidad que seguramente se fortalecerá con la implementación integral de la plataforma Juana Manso y las alianzas multisectoriales que deben realizarse para la mejora.
La frase “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” , formulada por José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914), constituye uno de los núcleos más vitales del pensamiento filosófico en lengua española. Ya ha sido objeto de análisis en este Blog pero reflexiones posteriores me obligan a hacer esta actualización de mi cavilación. Su potencia es tal que amerita analizarse con el paso del tiempo y reside no solo en la afirmación del sujeto como ser situado —inseparable de su contexto vital—, sino en la exigencia ética contenida en esa segunda mitad: “si no la salvo a ella no me salvo yo”. La pregunta que queda pendiente a responder es: ¿Soy yo el mismo yo el que la ha "salvado" hace diez años atrás? ¿Aquella "salvación" es la misma que haría ahora? Estas inquietudes han dado origen a esta segunda profundización sobre la frase de Ortega. Lo explico a continuación. Tradicionalmente, se ha interpretado que...
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